¡Amiga Flor, apareciste! ¡Pero qué bueno! No sabes cómo me alegro de leerte, sobre todo por ese magnífico aporte a la leyenda de los calzones rotos sureños. Qué sensualidad, qué sensibilidad, qué prosa, qué erotismo para describir esa noche que bien pudo haber sido el origen de los calzones rotos.
Lástima que estas noches, en Santiago y Buenos Aires, no están como para hacer esas piruetas en cualquier habitación, sino que en una muy calefaccionada, porque los hermanos sureños estamos pasando mucho frío. Y esta noche en especial parece que será muuuuy fría. Lo bueno es que, como decimos aquí, en estas noches se puede dormir "cucharita" (Paty y Nancy me entienden), a diferencia de las cálidad noches de verano, en que cada uno pa'su lao.
Nuevamente, Flor, un agrado y una alegría tenerte de vuelta. Cuéntanos algo de lo que ha pasado por tu vida en estos días.
Un abrazo
Patricio
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