La dependencia emocional se manifiesta a través de una excesiva necesidad de ocuparse de los asuntos ajenos (conducta sobre protectora) y – al mismo tiempo – de que los demás se ocupen de sus asuntos, tomen decisiones por ellas, etc. (conducta sumisa). También sienten un gran temor a la soledad y experimentan ansiedad a la hora de separarse de otras personas (trastorno de ansiedad por separación).
Muchas veces, cuando se habla de codependencia, se refiere a la dependencia que tiene una persona con una adicción. Puede tratarse de una persona adicta a las drogas, al alcohol, a los gastos excesivos e innecesarios (compradores compulsivos), al juego o a la presencia o la comunicación con otras personas.
La persona codependiente, o que depende de otra, emocionalmente, no planifica su vida de manera independiente. Necesita planificarla en función de los demás. Si bien, los seres humanos somos más gregarios (por naturaleza) que ermitaños, un grado excesivo de apego a otras personas no es saludable.
Características de las personas emocionalmente dependientes:
- No se hacen responsables por sus propias decisiones, siempre piden consejo, buscan que otras personas tomen decisiones por ellas, carecen de criterio propio
- No se atreven a dar su opinión, especialmente si su punto de vista difiere del de los demás. Temen ofender a otras personas con sus ideas o pensamientos diferentes
- Necesitan aprobación y aceptación de los demás, permanentemente.
- Se los puede identificar con los “bomberos voluntarios” ya que no dudarán en estar allí para cualquiera que los necesite, en cualquier momento.
- Tienen una necesidad imperiosa de agradar y complacer a los demás.
- Intentan solucionarle la vida a todo el mundo.
- Necesitan que los demás los tengan siempre presentes, no logran comprender que las demás personas tienen una vida propia e independiente.
- Sufren mucho cuando se sienten solos, no soportan la soledad, no toleran la idea de vivir y funcionar de un modo independiente, sin la presencia permanente de otras personas en su vida.
- No comprenden por qué los demás no viven pendientes de ellas,
- Se toman todo de un modo personal.
- Sus emociones suelen ser muy intensas, especialmente cuando las otras personas actúan independientemente.
- A veces, no esperan que una relación termina y buscan otra de reemplazo, inmediatamente. Lo importante es tener a alguien en sus vidas, la soledad les aterra.
Las personas codependientes o emocionalmente dependientes suelen poner a prueba la paciencia de los demás con sus demandas y exigencias. Son personas que realmente no comprenden que otras personas tengan una vida independiente de la persona codependiente.
También, suelen poner a prueba la paciencia de los demás, ya que no dejan de meterse en la vida ajena. En su afán por agradar a los demás, debido a su baja autoestima y falta de aceptación propia, exageran sus acciones e intensifican su necesidad de estar comunicadas, permanentemente, con otras personas.
Las personas emocionalmente saludables, por el contrario, saben que para gozar de un equilibrio emocional saludable, hay un momento para compartir con otras personas (trabajo, amigos, familia, pasatiempos, deportes, diversión, etc.) y un tiempo para estar a solas, consigo mismas.
Todos necesitamos unas horas del día, o unos días por semana (o a veces, un par de meses en el año) en que necesitamos estar con nosotros mismos y disfrutar de nuestra propia compañía. Aunque no hagamos nada especial, en particular. Quizás sólo nos dediquemos a leer un libro frente a un hogar de leños, salir a caminar debajo de los árboles, dar un paseo por a playa o simplemente contemplar el mar, quedarnos en casa oyendo o tocando o grabando música, navegando por Internet, escribiendo cartas, mirando una película por TV, practicando un deporte o haciendo ejercicios en un gimnasio, nadando, cantando, bailando, etc.
Hay muchas cosas que podemos disfrutar sin necesidad de compartirlas con otras personas. Pero, las personas codependientes, no logran comprender que a una persona le resulte placentero disfrutar de su soledad.
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