Abuso Emocional
El Abuso Emocional ante la Ley – Recursos comunitarios.
 
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En algunos países, el abuso emocional se considera un delito y está penado por la ley. Las culturas varían mucho y las leyes de un país se elaboran sobre la base de sus parámetros culturales, políticos y/o religiosos, de modo que en algunos países el abuso emocional es un delito, desde el punto de vista legal, mientras que en otros no lo es.

En cada país, cada región o área, cada comunidad, hay agencias gubernamentales y grupos, instituciones y entidades no gubernamentales, que suelen brindar servicios gratuitos de asesoramiento a víctimas de todo tipo de abusos.

Por ejemplo, hay ciudades dónde el Departamento local de Servicios para la Familia, o el Departamento de Protección de los Derechos del Menor, o la Agencia de Bienestar Social, etc. brindan servicios de asesoramiento sin costo y servicios terapéuticos, sin costo o con aranceles muy bajos. El nombre de cada entidad varía de un país a otro, de una región a otra, de un estado o provincia a otro. Pero, en general, casi siempre hay alguna agencia o departamento que brinda este tipo de servicios sociales sin costo.

A veces, los departamentos de Policía pueden informarnos sobre estas agencias de protección o de servicios a la comunidad.

Asimismo, hay otros organismos que suelen brindar asesoramiento gratuito. Se trata de las entidades sin fines de lucro (fundaciones), asociaciones y centros comunitarios civiles (creados por grupos de personas que tienen un interés común), como es el caso de “Alcohólicos Anónimos” o grupos de apoyo para personas drogodependientes, o para parejas o matrimonios que buscan asesoramiento, padres y madres solteros, personas que buscan empleo o capacitación, etc.

Las iglesias y otros templos (de cualquier religión) suelen ofrecer, también, grupos de apoyo o asesoramiento u orientación a aquellas personas que necesitan ayuda y no cuentan con muchos recursos.

Además, siempre que se pueda económicamente, hay distintas opciones de terapia que se pueden explorar (psicoterapias, psicoanálisis, terapias alternativas, etc.) o bien, libros o cursos de autoayuda, salud emocional, etc. que se pueden tomar para mejorar la calidad de vida propia y las relaciones interpersonales.

La red Internet, las bibliotecas, los centros comunitarios municipales, las iglesias y las comisarías suelen brindar información acerca de sitios que podrán brindarle servicios y orientación respecto de su problema particular.

Pregunte, analice las distintas opciones, consulte en distintos lugares, asesórese con distintos profesionales y elija la opción que sea más adecuada según su situación.

El abuso se puede evitar, prevenir y/o solucionar

El problema del abuso emocional no es un problema que no tenga solución. Tampoco hace falta ser un experto en psicología para poder solucionarlo. Por supuesto que una buena terapia, ya sea individual, grupal, de pareja o de familia, siempre ayudará más que tratar de solucionarlo por uno mismo. Pero aun cuando hacemos terapia, es uno mismo -en última instancia- quien toma la decisión de detener el abuso o de no permitirlo y quién busca maneras de solucionarlo o evitarlo en el futuro.

Al ser parte del problema, es un poco más difícil verlo desde afuera. Hay muchos aspectos emocionales en juego. La víctima del abuso (o también, el abusador) quizás no deseen continuar con este tipo de maltrato no saludable, pero quizás no saben cómo detenerlo.

Todos tenemos diferentes experiencias de vida. Tenemos diferentes puntos de vista, no sólo acerca de las relaciones, sino acerca de los demás y de uno mismo. Hay personas que sienten que no son “capaces” cuando en realidad esto no es verdad. A veces, sólo se trata de “mandatos” que hemos incorporado desde la niñez y por eso creemos que no somos capaces de lograr algo.

Si de niño nos decían que éramos malos o inútiles, es posible que crezcamos creyéndolo y busquemos relacionarnos con personas que refuercen esa idea en nosotros. Pero, ¡esto no quiere decir que realmente seamos malos o inútiles en absoluto!

Para poder prevenir o solucionar el problema del abuso es vital tomar conciencia de que todos tenemos derecho a ser respetados y aceptados como somos. Cabe destacar que siempre estamos hablando de situaciones y personas comunes. No es el caso, por ejemplo, de un asesino o un violador. Si bien sus derechos humanos deben ser respetados, este tipo de personas necesita estar recluida para proteger la seguridad de las demás personas, y en lo posible debería recibir una terapia o tratamiento de rehabilitación social que le permita solucionar sus problemas de un modo que no cause más daño a otros.

El límite entre lo que se considera un crimen o un delito, por un lado, y una “locura” por otro, y lo que se considera simplemente un “problema”, a veces no está muy claro ni está muy definido.

Son muchos los factores a tener en cuenta cuando se trata de solucionar un problema de abuso. Entre ellos podemos encontrar el grado de capacidad intelectual de una persona, es decir, si esa persona puede racionalmente comprender o no lo que hace (ya se trate de la víctima o del abusador).

A veces, cuando una persona no logra ver o comprender, o elige (por alguna razón) no ver o no comprender una relación abusiva o un incidente de abuso particular, uno siente que es como si "hablara con las paredes", y las probabilidades de hallar una solución de mutuo consenso son menores. En estos casos, es importante reflexionar sobre la posibilidad de "moverse del lugar”. Con esto queremos decir que a veces, es importante saber cuándo desvincularse a tiempo de una relación, ya sea de pareja, laboral o de cualquier otro tipo.

“Las personas sólo cambian, si así lo deciden.”

Sólo cuando tomamos conciencia de que no tenemos por qué soportar el abuso emocional, y que realmente podemos optar por formas de relacionarnos con los demás de un modo más saludable, es que podemos empezar a ver el problema desde afuera y detenerlo, evitarlo en el futuro, y/o solucionarlo.

Algo que nunca debemos olvidar es que nadie puede decidir por nosotros ni nosotros podemos tomar decisiones por los demás. No podemos culpar a los demás por no entender nuestra perspectiva o punto de vista personal. Más bien, debemos preguntarnos si estamos enviando un mensaje claro o si estamos tratando de establecer un diálogo con una persona que quizás no tenga la madurez emocional o la capacidad intelectual de comprender lo que tratamos de explicarle

Cada persona es única y ha tenido vivencias y experiencias propias que pueden ser similares a las de otras personas o no, pero en última instancia, conforman las bases de nuestras opiniones y de nuestra manera de ver las cosas. Cada uno tiene una perspectiva propia, un punto de vista personal, y esto no quiere decir que una opinión o un punto de vista particular sea bueno o malo, o mejor o peor que el de otra persona. A veces, sólo son diferentes puntos de vista, diferentes maneras de pensar, diferentes opiniones o diferentes criterios.

Y cada persona tiene el derecho y la libertad de elegir aquellas opciones que considera que son las más adecuadas. No podemos obligar a una persona a aceptar nuestra propuesta para solucionar un problema, ni podemos imponerle nuestra manera de pensar (sólo porque consideramos que es la correcta o que tenemos razón. Incluso si así fuera).

 
 
 
 
 


   
 
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