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En una congregación, lo ideal, es que la persona que administra el dinero que ingresa al templo, sea una persona con conocimientos en esa área, que tenga ese don de administrar con sabiduría los bienes financieros.
No es obligatorio, de que la persona que administra el dinero sea un profesional en ese ramo, pero en caso de que lo sea sería muy beneficioso, pero mucho más favorable aun será que quien lo administra, lo haga sabiendo que lo que está haciendo:
- Lo hace para la Obra del Señor,
- Está manejando un dinero que es sagrado,
- Tiene que ministrarlo con libre conciencia,
- No debe dejarse sobornar o manipular para administrarlo de alguna manera que el mismo no se sienta seguro de que sea lo correcto,
- Tenga autoridad moral para hacerlo; es decir, no sea una persona que personalmente no sabe administrar bien sus propios recursos, o que en algún momento haya mostrado debilidad en cuanto a haber cometido algún tipo de fraude financiero o algún tipo de situación por el estilo,
- La persona debe ser equilibrada, sabiendo que es quien tiene la autoridad delegada para controlar las entradas y salidas, pero permitiendo que otros miembros de la comunidad cristiana, ayuden, apoyen, opinen, dentro del margen de lo permitido, pero sabiendo canalizar también a quienes quieran usar de su poder y autoridad para controlar la administración, aun cuando no es parte de sus dominios.
La Administración de la Iglesia, puede hacerla una persona, o puede crearse un comité especial para tal fin, donde haya diferentes funciones delegadas, tales como El Administrador, El secretario, El Tesorero, etc. Cada Iglesia tiene su manera de administrar sus finanzas, y de delegar funciones, en realidad en este sentido, no afecta si es una sola persona quien ejerce esta función, o si está delegada esta tarea entre varias personas, esto puede variar dependiendo de diferentes factores, ejemplos: La forma de administración de este concilio, o la cantidad de miembros, o la cantidad de ingresos y gastos, etc.
Es necesario comprender, que la iglesia de Cristo, ha estado experimentando un sin número de cambios n muchas áreas, al pasar del tiempo, hay muchas cosas que se han aprendido en la práctica, bien sea por buenas experiencias, o por el contrario porque hemos aprendido de malas experiencias del pasado, y el área de administración también ha experimentado muchos cambios significativos, cabe destacar los siguientes:
EN MUCHAS CONGREGACIONES SE HA DESCUBIERTO QUE:
- Lo ideal, no es que el Pastor de la Iglesia sea quien administre las finanzas de la Iglesia,
- Lo ideal, no es que el Pastor sea quien vele y dirija al que administra las finanzas en la Iglesia,
- Lo ideal, no es que el Pastor sea quien planifica como se usará el dinero, ni en que se gastará,
- Lo ideal, no es que todas las finanzas o la mayoría de las entradas sean entregadas al Pastor de la Iglesia,
- Lo ideal, no es que el Pastor sea quien pida las ofrendas y diezmos, o se encargue de tomarlos como temas principales para sus sermones o clases bíblicas.
Este es un tema, un poco polémico, que no solamente se maneja a nivel congregacional, sino al contrario, ha trascendido y llegado hasta las fronteras de la intervención de personas ajenas a la congregación, que pertenecen al sector secular, que no son creyentes, y que simplemente son espectadores y críticos número uno, de los errores que se cometen en la iglesia evangélica. Muchos han tomado juicio en el asunto, sin razón cometiendo grandes injusticias con sus comentarios, pero muchos han sido espectadores reales de injusticias que cometieron en el pasado muchos pastores que por ignorancia, tomaron lugar en asuntos de las finanzas de la iglesia, cuando realmente no debieron haberlo hecho, y finalmente, hicieron cosas que no tenían que haber hecho.
En vista de todas estas situaciones adversas tales como falsos testimonios en contra de pastores honestos, o malos testimonios por parte de pastores deshonestos, lo ideal, es que el pastor dentro de una congregación, solamente se remita a sus verdaderas funciones, las cuales son, PASTOREAR A LAS OVEJAS, si queremos tener una administración sana de las Finanzas de la Iglesia, estas son las recomendaciones más importantes a tomar en cuenta, y es por ello que comenzamos con este punto a tratar.
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