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Todos los miembros de la congregación necesitan sentirse parte de la administración de las finanzas de la iglesia, aun sabiendo que su participación es importante, deben reconocer el nivel de autoridad que comprende la persona que administra las finanzas, por ello, es necesario, que la congregación en general aprenda a comprender y a respetar las decisiones que se asuman dentro de la congregación, siempre y cuando no afecten moral, económica o espiritualmente el desenvolvimiento del mismo.
Muchas veces, los miembros de la congregación, sienten derecho a conocer que se hace con el dinero que entra, en que se gasta, y cuanto se ha ahorrado, así como cualquier otro dato que ellos consideren importante, pero, todos los miembros de una congregación tenemos mucho mas derecho a formar parte de quienes contribuimos para tener nuestras finanzas; esta contribución implica algunas responsabilidades que se deben asumir, tales como:
- Aportar nuestros diezmos y ofrendas (tal como lo señala la palabra de Dios) Algunos miembros se valen de excusas para no diezmar u ofrendar, algunos porque le quitan el carácter de obligatoriedad en la biblia al diezmo, diciendo que pertenece al Antiguo Testamento, otros evaden de dar el diezmo, porque tienen dudas acerca de en qué cosas se gasta el dinero, otros porque tienen escasos recursos, y carecen de suficiente fe para darle al Señor creyendo de que el proveerá, otros simplemente desconocen el tema por ser nuevos creyentes, en fin, todos estos factores, hacen posible de que muchas veces el dinero que entra a la congregación, no se relaciona con la cantidad de miembros q ue asisten a dicha congregación.
- Colaborar con otros gastos necesarios cuando son escasas las entradas: Hay muchos gastos que la Iglesia tiene que asumir, algunos son gastos eventuales, y hay otros gastos que son fijos, además de ello, es necesario conocer que siempre hay gastos que están fuera del plan mensual que se haya realizado, porque son causa de imprevistos que no se esperaban, por lo tanto no estaban estipulados para realzarse, todo esto hay que tomarlo en cuenta, es por eso, que todos los miembros deben ser solidarios, al momento de que por emergencia se necesite solicitársele a la congregación un ingreso monetario adicional, que no tenga que ver con diezmos, ofrendas, primicias, pactos o cualquier tipo de nombre que se le den a los diferentes ingresos que comúnmente aportan los miembros.
- Cooperar, para dar soluciones y para proponer otras maneras de ingreso: Muchas veces, en las congregaciones los miembros, intervienen de diferentes maneras, unos dan soluciones, unos aportan ideas, unos manifiestan proyectos, otros proponen nuevas metas, etc. Todas etas maneras de intervenir, pueden convertirse en un apoyo fundamental para sostener las finanzas de la iglesia, sin embargo, cuando estas cosas se hacen por razones egoístas, e intereses mal enfocados, estas cosas pueden convertirse en razones para disputas y conflictos, por ello, el pueblo en general, debe saber que tiene derecho a aportar sus ideas, pero también a respetar las decisiones finales de la persona, en quien pesa toda la responsabilidad por la buena administración de las finanzas.
- Asistir a las reuniones y convocatorias, establecidas para informar a la congregación acerca de los gastos, y las entradas y demás planificaciones y temas financieros. Hay personas que no asisten a las reuniones, pero después se dan la tarea de hablar acerca de cómo se administran las finanzas en la iglesia, sin un conocimiento verdadero, sino nada mas por mera especulaciones, y esto no es justo en ninguna manera, y además entorpece la obra del Señor.
- Reconocer a los Ministros que trabajan para la obra del Señor cien por ciento: Debe honrársele monetariamente en la medida de lo que sea posible, tales como administradores, obreros, maestros, pastores, etc. Pero en caso de que la Iglesia, no cuenta con los recursos necesarios para sustentarlos, tampoco puede exigirles un cien por ciento de trabajo, porque debemos comprender que son personas que también tienen necesidades monetarias por cumplir, todo debe ser equitativo, si queremos a alguien que esté 100% trabajándole al Señor, debemos honrarle supliendo sus necesidades, pero si no se tiene para honrarle de esa manera, debemos ser sabios, y permitirles tener tiempo libre para que ellos puedan trabajar en lo secular, para que ellos mismos se auto-sustenten.
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