La adolescencia: configuración de la personalidad adulta
El problema de la falta de motivación para el estudio.
 
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El problema habitual del adolescente es que estudia con mucha prisa. Está más pendiente del tiempo que pasa delante de cada página que de aquello que está aprendiendo o memorizando. Con esta actitud no rinde adecuadamente porque no tiene puesta la atención en el objeto acorde al aprendizaje. En este punto es importante la labor del profesor que debe enseñar a sus alumnos a ilusionarse en aquello que hacen. Todo docente es un ejemplo para sus discípulos por lo que debe conectar con ellos, animarles, motivarles y confiar en sus posibilidades. Potenciando aquello que convierte a una persona en única e irrepetible. Creando un buen ambiente en el aula. Fomentando el ejercicio de la comunicación asertiva y la empatía. No existen dos alumnos iguales por esta razón la educación debe basarse en la diferencia a través del ejercicio de una atención personalizada. De lo contrario, el educador tratará al alumno como si fuese un objeto, es decir, como si todos los miembros de una clase fuesen iguales pero cada uno tiene unas necesidades diferentes.

Por otro lado, la actitud de los padres es muy importante para que el hijo se sienta comprendido y aceptado. La sensación de rechazo puede ser muy dolorosa. Muchas veces los padres sólo interpretan la disminución del rendimiento escolar de su hijo. Sin embargo, no hay que interpretar que el joven sea un vago que no se aplica sino que el adulto debe ir más allá del posible significado de un resultado académico. De lo contrario, el chico se siente juzgado constantemente y muy presionado porque nunca logra satisfacer la voluntad de sus padres. De esta manera, se potencia que el chico abandone a una edad temprana los estudios para no experimentar la frustración que siente por más tiempo. Para evitar esto, los padres tienen que comprender que ser estudiante en esas edad es más costoso que en otras etapas de la vida. Los adolescentes se cansan de seguir un horario diario de clases, constantes exámenes, una rutina y presiones de sus padres que a veces ponen demasiadas expectativas en sus hijos esperando de ellos más de lo que son capaces en ese momento. Además, pueden existir muchos elementos que influyan en la falta de concentración del joven: desde elementos positivos como el enamoramiento a otros elementos más negativos como cualquier problema en el ámbito familiar. Por otra parte, los expertos explican hoy día que son muchos los jóvenes que tienen que convivir con el estrés ante las exigencias de los padres que no se contentan únicamente con que los niños o adolescentes sigan su curso escolar sino que también esperan de ellos que se formen en diferentes actividades extraescolares. El tiempo de descanso es necesario para poder estudiar. Por este motivo, el tiempo de clases es tan importante como el tiempo de ocio.

La educación supone un trabajo constante de padres y profesores que deben caminar de la mano a través del diálogo y la unión conjunta. La educación comienza por el hogar; estableciendo metas y observando la actitud del menor que poco a poco se hace mayor. La importancia de la formación académica en un mundo cada vez más competitivo será fundamental para el desarrollo profesional de los jóvenes que deben descubrir hacia dónde quieren orientar su futuro. Este hallazgo lo realiza cada persona mirando dentro de sí misma. Los padres deben animar a sus hijos para que se atrevan a ser aquello que desean y no frenarles porque creen, por ejemplo, que determinada carrera no tiene muchas opciones laborales. Una decisión de este tipo debe estar fundada en la propia felicidad personal. No existe un motivo mejor que el de atender a las propias aptitudes y habilidades para determinada materia. Sería inútil empeñarse en ser pintor si no se tiene desarrollada dicha habilidad. Es mejor potenciar aquella cualidad que poseemos de manera natural. Además, sería un error que los padres quisieran llenar el vacío producido por sus propias frustraciones con el futuro de sus hijos. Si un padre quiso ser médico pero no pudo serlo por determinado motivo no debe influir en su hijo para que ejerza medicina si el deseo del joven es estudiar derecho.

A diferencia de otras generaciones, en la sociedad actual la adolescencia dura muchos años. En las mujeres comienza a los 10 o 12 años mientras que en los chicos empieza a los 12 o 13. Sin embargo, es un error tomar como modelo de vida una adolescencia o juventud perpetua ya que toda etapa vital es valiosa y enriquecedora desde la infancia hasta la vejez. Hoy día, se valora en exceso la belleza propia de la juventud. El diálogo intergeneracional es fundamental para educar a los jóvenes a través del amor. Por eso, es tan importante que las distintas generaciones tengan su hueco en la familia de tal forma que abuelos y nietos puedan compartir su tiempo. Los nietos deben ser la alegría y la ilusión de sus abuelos para que estos últimos puedan ser el ejemplo y la fuente de sabiduría de los primeros. Aquellos que se encuentran al final de su vida pueden enriquecernos con su sabiduría vital como ya expresó en su momento el propio Tomás de Aquino.

Llegado el momento, los padres también pueden acudir a ayuda especializada para resolver determinados conflictos relacionados con la educación del adolescente.

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