Este patrón de conducta, está muchas veces alimentado, por los sentimientos de culpa, y reproche que siente la persona, sin embargo no en todos los casos esto es así, porque muchas veces podemos experimentar esa desvalorización, no por sentimientos de culpa, sino por sentimientos, de que valíamos cuando esa persona estaba entre nosotros, pero que ahora que ya no está con nosotros, ya nada tiene sentido, nuestras vidas no tiene sentido, y nosotros mismos ya no tenemos razones para vivir:
Argumentos que suelen decir las personas que están en este estado:
- Mi vida ya no tiene sentido,
- Para que vivir si ya no está,
- Ya no tengo ganas de vivir,
- Yo no se vivir si ya no está,
- Para que quiero seguir viviendo,
- Ya nada vale la pena,
- Era mi razón de vivir,
- Yo siento que yo también me morí
Nuestro sentido de valor propio, no debe estar basado en la existencia de otras personas, valemos por nosotros mismos, y el hecho de que esa persona valía en gran medida para nosotros, no significa que al ya no estar, nosotros carecemos de valor, seguimos valiendo igual, nuestras vidas siguen teniendo sentido, nuestro valor propio no cambió, solo ha cambiado nuestra manera de ver la vida, pero todo lo que sentimos en ese momento, es un sentimiento aparente, que nos confunde por un período de tiempo, que si no lo atacamos a tiempo, puede volverse una frustración, de por vida.
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