No solamente puede sentirse el sentimiento de inutilidad, por haber perdido a nuestro ser querido, sino que podemos incrementar ese sentimiento generalizando ese error a todos los demás aspectos de nuestra vida, y creernos que como fracasamos en esta situación, seremos unos fracasados de por vida y ya nada de lo que hagamos lo haremos bien.
Otra forma de sentirnos inútiles, es cuando la persona que partió, tenia extremada afinidad con nosotros, y estaba establecida una relación de dependencia emocional, financiera, socio-afectiva o de cualquier otro índole.
Esta dependencia puede ser de tres maneras básicas:
- La persona que partió dependía de nosotros,
- Dependíamos de la persona que ya partió,
- La dependencia era reciproca.
Nunca es saludable, depender al extremo de las personas, o hacer que otras personas dependan de nosotros, o fomentar relaciones en las que ambos dependan extremadamente del otro.
La muerte, es tan solo uno de los factores que nos hacen sentir inútiles cuando ya no está la persona con la que hayamos establecido una relación de dependencia, porque otras razones de separación pueden ser:
- Divorcio,
- Cambio de domicilio de la otra persona,
- Traición,
- Establecimiento de nuevas relaciones,
- Problemas personales,
- Mal estado de salud, etc.
Nunca la dependencia es saludable, y hay que trabajar en ella, no solamente con los que ya están muertos, sino también con los que todavía están vivos.
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