SIMBOLISMO DEL ESPACIO
El hombre, como una unidad BIOPSICOSOCIAL se desarrolla a partir de una interacción constante y dinámica con el mundo partiendo del reconocimiento de su propio cuerpo. Cuerpo que le da constante información de cuanto acontece en él, en los otros y en el mundo; estableciendo por lo tanto un proceso de aprendizaje que lo llevará en definitiva al conocimiento de si mismo y a su diferencia de los demás.
CONCIENCIA DE ESPACIALIDAD:
El Yo corporal se construye en un espacio, y a su vez construye la conciencia de especialidad. El cuerpo es el eje del atrás, delante, arriba, abajo. Sin embargo, el espacio es más que el espacio métrico, no es ancho, ni estrecho por lo que mide, sino por cómo lo vivenciamos. La angustia se siente en el cuerpo como estrechez del campo vivencial, la angustia limita al punto que, este Yo corporal lo muestra desde su lenguaje postural. En la clínica psicofisiopatológica se observan varias alteraciones de la conciencia de la especialidad, por ejemplo:
1 Alteración de la conciencia de amplitud del espacio: se vivencia el espacio como algo infinito, inmenso o por el contrario como algo pequeño, estrecho.
2 Alteración de la conciencia de la estabilidad espacial: el ejemplo más claro es el paciente ansioso, el cual se siente inseguro y sienten como si le “movieran el piso”
3 Alteraciones de la significación afectiva del espacio: Por ejemplo, la observación del mar, tendrá para la mayoría una idéntica significación. Pero puede ocurrir que mientras que a una persona le resulte placentero, a otra (de acuerdo a su significación afectiva) le resulte displacentero y hasta terrorífico, de acuerdo con sus vivencias.
CONCIENCIA DE TEMPORALIDAD:
Así como el espacio hace a la construcción del Yo corporal, el tiempo permite la construcción del Yo psíquico. La temporalidad de la existencia es más que el tiempo cronológico, es tiempo biofísico vivencial y simbólico.
El tiempo biofísico concuerda con los ritmos biológicos y con los ritmos de la naturaleza (verano, invierno, mañana, noche). Es un tiempo que incluso modifica los estados emocionales y hace que se vivencie el tiempo psíquico de una manera singular; son conocidas las depresiones estacionales.
El tiempo psíquico es la vivencia de ese tiempo físico. Así como el tiempo físico es el modo que cada uno tiene para situarse en el mundo, el tiempo psíquico es el que vivenciamos; es el tono singular de la vivencia del tiempo. Es el tiempo que posibilita el proyecto hacia el futuro teniendo en cuenta la historia de cada hombre.
Pero el hombre, ha convenido tiempos, de trabajo, de ocio, que se basan en los ritmos naturales, pero que encierran en sí mismos la forma de lo convencional y lo simbólico: el reloj, el calendario, etc. Pero también en ese tiempo está inmerso el tiempo social, el tiempo que nos marca vivir en tal o cual ciudad, país, condicionados por la idiosincrasia de cada región y de cada cultura, de las exigencias de un mundo que marca sus tiempos.
En la clínica psicofisiológica se observan varias alteraciones de la conciencia de la temporalidad, por ejemplo:
1 Alteraciones del tiempo actual: El tiempo es vivenciado por cada hombre en relación a sus experiencias, es así que podemos referirnos a la velocidad o lentitud del tiempo. Para un maníaco el tiempo transcurre en forma acelerada, para un depresivo de forma lenta.
2 Alteraciones de la conciencia del tiempo futuro: El paciente depresivo, no tiene la posibilidad de vivenciar anticipadamente el futuro de acuerdo a su proyecto de vida. Un paciente ansioso vive anhelando su futuro, esto hace que se vea impedido de actuar en el presente.
3 Alteraciones de la conciencia de la extensión del tiempo pasado: Está en relación a nuestras vivencias personales ya descriptas, es decir, que cuanto más vivamente recordemos nuestro pasado, más breve nos parecerá el tiempo transcurrido, mientras que si median otros acontecimientos que nos hayan afectado nos parecerá un pasado más lejano.
Es de suma importancia que el hombre pueda evocar su pasado, porque es el referente de su historia y donde encuentra el porqué. El porqué de su historicidad, que se presentifica y que adquiere valor en el ahora de su proyecto vivencial. La actualización de lo vivido es la puerta de proyección de su futuro. En la temporalidad de la existencia humana, anida la conciencia de libertad, como posibilidad de elegir a partir de lo que quiere, lo que sabe, lo que debe y lo que puede.
SIMBOLISMO DEL ESPACIO
MAX PULVER
La concepción proyectiva del espacio elaborada por el doctor Max Pulver, nos permite interpretar todos los rasgos gráficos sin necesidad de recurrir a un “catálogo” de los mismos. Gracias a las leyes del simbolismo del espacio sintetizadas por el investigador suizo (que se publicaron por primera vez en 1931) se universalizaron los principios de la Grafología, compartidos por la totalidad de las técnicas proyectivas gráficas de las que se vale la Psicología en sus diagnósticos.
EL ESPACIO COMO SÍMBOLO: Para el psicólogo Frances Roger Mucchieli, la noción de espacio proviene de la relación del individuo con las cosas. No es el resultado de la reflexión sino de la experiencia.
El sujeto se sitúa como centro de los movimientos y orienta al universo en torno de sí. La representación del espacio, por tanto, se unifica alrededor de la propia figura. Ella es el centro de la única perspectiva: cuando una persona dice “arriba”, indica en forma táctica que es encima de sí misma. No existe arriba sino del cuerpo mismo. El Yo se convierte así en el centro del arriba, abajo, derecha e izquierda. Es el núcleo de la arquitectura del espacio material que, de esta manera se identifica con el espacio psíquico.
PROYECCIÓN DEL SIMBOLISMO ESPACIAL EN EL PLANO GRÁFICO:
Dice Max Pulver….” Las palabras poseen algo corpóreo, oscilan como pequeños astros en el fondo del espacio blanco del papel. La letra termina por perder su significado abstracto de medio convencional destinado a expresar un sonido. Representa más que otros elementos, un signo, una bandera, una cruz; en resumen un símbolo.”
Medida realmente, la escritura penetra muy poco en la tercera dimensión. El depósito de tinta o gráfico sobre el papel tiene un espesor pequeñísimo. Prácticamente, se puede considerar en un plano. A pesar de esto, se coloca instintivamente en el espacio. No se apela a la frase “espacio gráfico” por comodidad ni por metáfora. Se trata de un fenómeno que nace cuando el sujeto “vive” la escritura.
Se la define como “vertical”, “inclinada”, “alta”, etc., como si el grafismo saliera del papel, como un cuerpo, creando un volumen alrededor de sí. En este sentido, se la considera como perteneciente al espacio. Esta vivencia de tridimensionalidad es derivada de aquella original.
LAS ZONAS GRÁFICAS EN LA HOJA Y EN LA LETRA
La hoja en blanco, medio en que desarrolla su grafismo quien escribe, simboliza el tiempo y el espacio en que habitualmente desplaza su cuerpo y vive sus emociones. Y las letras y los espacios, la manera en que lo hace.
|