ZONAS DE LA HOJA Y GRADIENTE DE CONCIENCIA

Es sumamente importante que se tenga muy en claro que el objeto de estudio de la grafología es el grafismo, y no la persona. De hecho no es necesario que el autor del escrito esté presente para analizar las características de su personalidad, ya que su escritura las proyectará.
La grafología está directamente relacionada con la psicología ya que a través del grafismo interpreta las conductas de las personas.
Por eso es necesario entender que sobre todo se basa en la Teoría de Freud.

Y en sus 2 tópicas.
La primera, Conciente, preconciente e inconciente.
La segunda, Superyo, yo, ello.
Vamos a dar una somera referencia a ello.
Con respecto a la primera tópica el conciente es la parte del aparato psíquico donde tenemos las vivencias actuales, todos los contenidos que acceden fácilmente a nuestra memoria.
En el preconciente están todos los contenidos, recuerdos o ideas que pueden recordarse más fácilmente de nuestro pasado, digamos que es un lazo de unión entre conciente e inconciente.

Y en el inconciente están todos esos contenidos de la infancia o nuestra vida, a los cuales es más difícil acceder, por que generalmente se relacionan con un conflicto o trauma, por eso hay una importante dosis de energía puesta para olvidarlos como mecanismo de defensa.
Ya en la segunda tópica Freud amplio este tema, dividiendo el aparato psíquico en Superyo, ello y o.

El Ello: La función del ello es encargarse de la descarga de cantidades de excitación (energía o tensión) Que se liberan del organismo mediante estímulos internos y externos, y cumple con la función inicial de la vida, Freud lo llamó principio de placer, y la finalidad del mismo es reducir la cantidad de tensión a un nivel más bajo. La tensión se experimenta como dolor o incomodidad, mientras que el alivio se experimenta como placer o satisfacción. Puede decirse entonces que la finalidad del principio de placer consiste en evitar el dolor y encontrar el placer.
En su forma más primitiva, es un reflejo que se descarga por vías motrices.

Ejemplo; La tensión producida por la presión de la vejiga desaparece cuando el contenido se vacía.
Ahora bien, si todas las tensiones se descargaran por acciones reflejas, no habría necesidad de ningún desarrollo psicológico.
El ello no está gobernado por las leyes de la razón o de la lógica y no posee valores, ética o moralidad. Solo lo impulsa obtener satisfacción, para las necesidades instintivas. O se descarga mediante la acción o realización de deseos o sucumbe al Yo.
Es exigente, impulsivo, irracional, egoísta y amante del placer, exige una gratificación inmediata. La búsqueda de placer y la evitación del dolor son las únicas actividades que le importan.
Podemos ver al Ello en una persona impulsiva. Por eso Freud lo llamó el principio de placer

El Yo; en una persona bien adaptada el Yo es el ejecutivo de la personalidad, que domina y gobierna a el ello y al Superyo y mantiene un comercio con el mundo externo en interés de la personalidad total.
Cuando el Yo cumple sabiamente sus funciones ejecutivas, prevalece la armonía y la adaptación.
Cuando el Yo abdica o entrega demasiado poder al ello o al Superyo, o al mundo externo, se producen inadaptaciones o desarmonias. El Yo no está gobernado por el principio de placer, sino por el principio de realidad.
El Yo es en gran parte un producto de la interacción con el ambiente y está guiado por los procesos naturales de crecimiento (maduración). Esto significa que toda persona tiene en forma innata potencialidades para pensar y razonar, la realización de tales potencialidades se cumple mediante la experiencia y aprendizaje.

En el Superyo se encuentran todos los contenidos relacionados con la rama moral o judicial de la Personalidad; representan, lo ideal más que lo real, y pugnan más por la perfección, más que por lo real o los placeres. El Superyo es el código moral de la persona. Se desarrolla desde el Yo como una asimilación por parte del niño, de las normas paternas respecto de lo que es bueno y virtuoso y lo que es malo y pecaminoso. Al asimilar la autoridad moral de sus padres, el niño reemplaza la autoridad de ellos por su propia autoridad interior.
El Superyo está compuesto por dos subsistemas, el ideal del Yo y la conciencia moral. El ideal del Yo corresponde a los conceptos del niño acerca de lo que los padres consideran moralmente bueno. Los padres le trasmiten sus normas de virtud al recompensar al niño por sus conductas si está de acuerdo con esas normas. La conciencia moral, en cambio, corresponde a los conceptos que el niño tiene de lo que sus padres consideran moralmente malo y eso se establece mediante las experiencias de castigo.

Un pensamiento vale lo mismo que un hecho para los ojos del Superyo, lo cual explica que aunque una persona viva una vida virtuosa puede no obstante sufrir las torturas de la conciencia moral. El Superyo castiga al Yo por tener malos pensamientos, aunque los pensamientos nunca se traduzcan en acciones.

Las recompensas y castigos físicos empleados por el Superyo son sentimientos de orgullo o de culpa e inferioridad, respectivamente. Al respecto debe recordarse que el Superyo del niño no es el reflejo de la conducta de los padres si no mas bien de los Superyós de los padres.
Por último podemos decir que el Yo se forma a partir del ello y el Superyo se forma a partir del yo y continúan interactuando y fusionándose entre si durante toda la vida.

Bibliografía: Calvin S: Hall