Si estos presentan un comportamiento diferente al de un período normal o su
rango de volatilidad cambia, entonces es probable la existencia de una crisis, sin embargo
debemos combinar variables para no tener falsas expectativas de crisis.
Sharma (2000) nos orienta en el uso de indicadores adelantados de crisis, por ejemplo los
siguientes sirven para evaluar una crisis monetaria:
Sobrevaluación cambiaria real
Mayor velocidad de las colocaciones de créditos públicos y privados
Ratio Liquidez sobre divisas o RIN
Crecimiento de la inflación local
Alza de los tipos de interés mundiales por una crisis internacional
Caída de la inversión extranjera directa
En el caso de una crisis bancaria adicionalmente podemos observar el comportamiento de las
siguientes variables:
Velocidad creciente del ingreso de capitales de corto plazo
Estancamiento del PBI
Baja actividad y caída del mercado de valores
Poca actividad reguladora bancaria
Caída del precio de otros activos financieros
Hay que añadir que los efectos de las crisis locales, ante cambios internacionales, se ven
ayudados negativamente por una expansión del déficit fiscal, por una inadecuada capacidad
de medición de riesgos en los operadores financieros y en los supervisores, asimismo el
hecho de que el estado se vea como una fuente de rescate financiero afecta negativamente el
desempeño financiero y puede agravar las crisis.
Esto último se debe a la presencia del factor riesgo moral, es decir que los operadores
financieros actúen de manera irresponsable o poco calculada, ante la seguridad de un rescate
público, ellos no toman las providencias adecuadas y agravan el proceso de crisis trasladando
sus pérdidas al estado, tal como sucedió en el Perú a fines de los 90.
Las crisis locales tienen otro componente adicional, las relaciones existentes entre el sector
público y privado, es decir la prevalencia en una economía, del sector público, es una clara
posibilidad de presiones cambiarias, sea por la demanda de recursos locales o externos. De
modo que es necesario un equilibrio entre la actividad pública y privada, para que no se
generen un creciente déficit en cuenta corriente, sea por la presión privada o pública.
Las economías pueden entrar en crisis, cuando los inversionistas internacionales encuentran
que el país tiene poca capacidad de pago de su deuda externa, de este modo castigan con un
mayor descuento a los bonos soberanos, elevando el riesgo país y con ello el costo del dinero
para las economías locales. Este mayor costo del dinero redunda en caídas de la inversión y
en problemas de pagos en la economía local. Asimismo la mayor percepción de riesgo reduce
las entradas de inversión extranjera directa, con lo que el país sacrifica parte de su crecimiento
futuro. El riesgo país se hace más nocivo cuando incentiva a los capitales de corto plazo a
emigrar, colapsando los mercados accionarios y los fondos de corto plazo en la banca.
La presencia de capital de corto plazo es una preocupante señal de vulnerabilidad a los
cambios o crisis externas, en este caso cualquier señal de problemas externos o internos,
terminarán en una masiva salida de los capitales depositados a plazos cortos en la banca y en
la bolsa, el efecto es una alza de las tasa de interés y una caída fuerte de los precios de los
activos financieros, reduciendo la capacidad de inversión y pago de los agentes, llevando el
producto a una depresión.
Podemos establecer una secuencia o etapas para las crisis de orden internacional que afectan
nuestros mercados:
El efecto desplazamiento, este ocurre cuando nuestra economía comienza a tener
golpes exógenos.
El efecto auge, cuando la economía tiene un crecimiento rápido, se eleva el PBI y la
inversión.
El efecto especulativo, cuando la expansión económica lleva aun crecimiento de los
créditos y de las inversiones financieras, de modo que los activos físicos o financieros se
elevan de precio.
El efecto desestabilizador, este se produce cuando las alzas de precios atraen a más
especuladores, quienes finalmente atacan el tipo de cambio.
El efecto euforia, cuando los agentes terminan rebasando con sus actos las políticas
económicas.
El efecto pánico, cuando los inversionistas avizoran cambios en los niveles cambiarios y
caída de precios, la venta masiva de activos hace que estos se vengan abajo y
comienza el pánico financiero. Los precios se alinean en la economía, de modo que la
inflación sube y los efectos reales empobrecen a la población.
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