Cuando hablamos de Atención Temprana nos referimos a una serie de intervenciones de diversa índole: psicoeducativa, sanitaria, socioeconómica,... que van a incidir sobre el niño y su entorno.
Y que pretenden prevenir alteraciones y/o potenciar el desarrollo evolutivo del niño. Traemos aquí la definición del Libro Blanco de Atención Temprana: “Se entiende por Atención Temprana el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.
Los programas de Atención Temprana no solo se dirigen a niños con deficiencias, sino que también se aplican a los niños llamados de riesgo, es decir, a aquellos niños que, por diversas circunstancias ( sociales, biológicas,...), pueden presentar problemas madurativos o de adaptación.
La Atención Temprana a lo largo de los últimos veinte años ha sido entendida de diversa forma según distintos autores. Algunos la han circunscrito al niño con patología diagnosticada y su proceso educativo individual, considerado exclusivamente. Otros autores le dan un contenido más amplio: con intervenciones, además de con el niño, con la familia y el entorno (la escuela infantil). Aproximándose a un modelo de intervención que intenta contemplar todo el contexto ecológico.
“Las orientaciones teóricas que sustentan la aplicación práctica de los programas de AT no han sido ajenas a las nuevas perspectivas aportadas por los investigadores del desarrollo infantil. De acuerdo con los trabajos más recientes, el crecimiento y el desarrollo del niño deben ser vistos como el resultado de un complejo proceso de interacción entre el organismo y las influencias ambientales. Al mismo tiempo se esta poniendo de manifiesto que en los primeros meses de vida no es tan necesario el simple entrenamiento sensoriomotor, sino que hay que tener muy en cuenta otros aspectos de gran importancia: el ajuste familiar, el apoyo social a la familia, los patrones de interacción, el diseño del ambiente físico del hogar, los aspectos relacionados con la salud del niño, etc”.
Segunda parte:
Se considera necesaria la coexistencia de distintos profesionales para poder intervenir en Atención Temprana. La Asociación de Profesionales de la Atención Temprana de la Comunidad Valenciana propone que mientras no exista una ordenación jurídica al respecto, se considere como Equipo Base de Atención Temprana el compuesto por las figuras de : psicólogo, pedagogo, técnico en estimulación, logopeda, fisioterapeuta y trabajador social. Aunque en algunos equipos también aparecen las figuras de. neuropediatra, médico, etcétera. De todas formas los equipos, estén completos o en coordinación con figuras de otros departamentos de la zona, deben tender a realizar un trabajo de tipo interdisciplinar o transdisciplinar; y mantener el criterio de respetar la globalidad del niño.
En la actualidad la dependencia, tanto en la Comunidad Valenciana como en el resto del Estado, de estos equipos es muy diversa. Pudiendo depender de Servicios Sociales, Sanidad, Diputación, Ayuntamientos o Mancomunidades, etcétera. Así mismo su origen es muy diverso: desde iniciativas de los propios profesionales, de las Asociaciones de Padres de niños con afectaciones,... hasta la iniciativa pública: Municipios, Servicios Sociales, Sanidad, etcétera. Y a pesar de esta diversidad, se observa un elevado consenso en cuanto al tipo y modo de intervención a realizar con la población que se ha definido como susceptible de participar en estos programas. De hecho, el Grupo de Atención Temprana del Estado Español que ha elaborado el Libro Blanco de Atención Temprana, como un ejemplo de consenso al que debemos llegar por la consolidación y eficacia de nuestro trabajo.
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