En la integración escolar de niños con necesidades educativas especiales debemos hablar de adecuación curricular individual (en adelante ACI). Con la que nos vamos a referir a todo el proceso que va a permitir la integración de un niño en la escuela infantil. Este proceso parte del conocimiento de todas las partes implicadas: niño/a, familia y escuela infantil. Una vez determinadas las características de cada una de las partes, hemos de determinar cuales son las necesidades y cuales los recursos para satisfacerlas. Ya sean de tipo material, personal o de organización.
Todo este proceso implica la participación, a distintos niveles, de: - la escuela infantil (profesor/a tutor/a, director/a,...), - la familia (normalmente la madre, sin descartar al padre u otras figuras,...) y - el niño ( representado por el técnico de Atención Temprana). Y que ha de quedar, una vez consensuado y compartido, reflejado de una forma más o menos estructurada. Recuerdo en este punto, que un compañero en una reunión de padres y profesores, cuando nos explicaba lo que era el ACI, dijo que consistía en una especie de “contrato”: en el que las partes exponían sus necesidades y sus recursos, y se pactaba un compromiso, revisable, de intervención.
Así pues, el ACI como proceso documentado formará parte del expediente del niño. Como informe debe incluir una hoja inicial de Datos de identificación tanto del niño como de las personas implicadas en la adaptación. Así como de la ubicación y distribución escolar, y del régimen horario de inicio.
Debemos contemplar también una serie de informaciones que deberán recogerse en los siguientes documentos:
- Ficha individual.- Que recoge el diagnóstico del niño y su nivel actual de competencias, expresado en meses y distribuido por áreas: motora, cognitiva, de lenguaje y social. Después aparecerá la información sobre el desarrollo general distribuido en dos apartados: - Aspectos que favorecen y –Aspectos ha mejorar. Finalmente tendremos una descripción de las necesidades educativas especiales y la previsión de servicios fuera de la escuela.
- Ficha familiar.- Que recoge el esquema de composición de la familia y la información sobre la situación general. Distribuida en los dos apartados. –Aspectos que favorecen y –Aspectos ha mejorar. Finalmente aparecerán las áreas que requerirán de intervención familiar.
- Ficha escolar.- Que recoge el esquema de distribución del centro. Con la especificación del personal de apoyo disponible. La información sobre el contexto del aula vendrá desdoblada en los dos apartados: -Aspectos que favorecen y –Aspectos ha mejorar. Y cada uno de ellos vendrá desglosado en los siguientes aspectos: -Elementos personales, -Elementos materiales, -Evaluación, -Metodología y –Contenidos.
- Ficha del nivel actual de competencias.- Que sitúa al niño en relación al currículo de la educación infantil para un determinado periodo de tiempo. Con los siguientes apartados: -Identidad y autonomía personal, - Medio físico y social y –Comunicación y representación.
- Ficha de adaptaciones en las distintas áreas curriculares.- En la que se anotarán las especificaciones y objetivos, a nivel individual, del aula y del centro.
Todo este proceso, así protocolarizado, nos indica el camino a realizar ante un caso de integración. Pero no ha de entenderse como un proceso cerrado e inalterable, sino como un camino a recorrer adaptable a las diversas posibilidades ante las que nos podemos encontrar. Y, que la experiencia nos demuestra, que consiste básicamente en un conocimiento previo a la escolarización de los niveles y posibilidades de cada uno de los componentes en el proceso: el niño, la familia y la escuela. Posterior a esta toma de contacto, esta la fase de toma de decisiones y, finalmente, la puesta en práctica de los criterios establecidos. Este proceso básico ha de seguirse necesariamente, independientemente de que se haga o no un registro, más o menos milimétrico, por escrito.
Segunda parte:
Finalmente debemos contemplar el seguimiento. Que consiste en una serie de visitas, observaciones, entrevistas,... programadas en el tiempo. Y que nos permitirán evaluar el proceso. Tomar las decisiones adecuadas en función de lo que el niño nos vaya demostrando en su evolución personal y su participación escolar.
Todas estas situaciones y procesos, se van a dar dentro de un contexto de relaciones interpersonales. Y va a ser la calidad de estar relaciones la que determine, en gran medida, la eficacia de todo el proceso. De aquí que hagamos una llamada de atención y consideremos como condición previa, del proceso de intervención (escolarización), que se establezca como objeto prioritario la creación de un clima adecuado de colaboración. Lo que hemos venido en llamar la sensación de equipo, entre todos los implicados en el proceso de integración. Tal es la importancia que le otorgamos que consideramos debería ser objeto de investigación y así lanzamos la oferta a quién la quiera recoger.
Agradecimiento: A Isidoro Candel, al que pienso que la mayoría de los que estamos relacionados con la AT, le debemos algo. Personalmente reconozco deberle mucho. Y, entre otras aportaciones, la que más valoro es la ampliación de parámetros que nos propuso a la hora de diseñar una intervención en AT.
Bibliografía.
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Belda, J. C. (1.988). L’ estimulació precoç. Un curs per a educadors. Alcoy: CEP.
Belda, J. C. (1.996). “L’escolarització de Lirios”. Barcelona: Infància.
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Candel, I. (1.993). Programa de Atención Temprana. Intervención en niños con Síndrome de Down y otros problemas de desarrollo. Madrid: CEPE.
Grupo de Atención Temprana. (2.000). Libro Blanco de la Atención Temprana. Madrid: Real Patronato de Prevención y Atención a Personas con Minusvalía.
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Leyes.
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Real Decreto 334/1985, de 6 de marzo, de Ordenación de la Educación Especial. Modificaciones en el Real Decreto 696/1995 de 28 de Abril.
Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). Modificaciones: Ley Orgánica 9/1995, de 20 de noviembre; Ley 13/1996, de 30 de diciembre; Ley 66/1997, de 30 de diciembre; Ley 50/1998, de 30 de diciembre.
Real Decreto 1333/1991, de 6 de septiembre, por el que se establece el vitae de la educación infantil.
Decreto 19/1992, de 17 de febrero, del Gobierno Valenciano, por el que se establece el currículo de la educación infantil en la Comunidad Valenciana.
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Real Decreto 696/1995, de 28 de abril, de ordenación de la educación de los alumnos con necesidades educativas especiales.
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