Hemos estudiado que estamos en un conflicto entre el bien y el mal. Dios lucha por rescatarnos del
yugo de Satanás y por su parte Satanás lucha por retenernos en el pecado y trata de hacer parecer
a Dios como injusto y tirano.
Ante esta situación, la Biblia declara que Dios tiene que traer toda obra
a juicio, tanto las que hicimos a la luz como las que hicimos encubiertamente (Eclesiastés 12:14).
Dios tiene que hacerlo para mostrarle a todo el Universo que él llevará a la vida eterna a gente que
de verdad se aferraron por la fe en Cristo y que los argumentos de Satanás son falsos (Romanos
3:26).
Como estamos hablando de un juicio real, veamos quienes toman parte en el mismo: El Juez es
Cristo, Dios el Padre le ha dado la facultad de juzgar (Juan 5:22). Los que comparecerán ante ese
juicio somos todos nosotros, toda la humanidad (2 Corintios 5:10). La ley por la cual se nos juzgará será la misma. Ley que Dios nos dio para guardar y no tendremos excusa por no haberla guardado
porque el mismo Dios hizo provisión para que, con su ayuda, pudiésemos guardarla; así que si no la
guardamos, fue porque no nos aferramos a la poderosa gracia de Dios (Santiago 2:12; Filipenses
2:13).
Para Dios poder mostrar con certeza que fuimos justos o injustos, mostrará sus registros, en ellos
están registrados nuestros pecados sin confesar y por lo tanto los pecados de los cuales no nos
arrepentimos (Apocalipsis 20:12).
Es interesante notar que en este juicio el mismo Juez es el Abogado, es Cristo (1 Juan 2:1). Por lo
que Cristo tendrá la responsabilidad de condenar a los que no aceptaron su gratuita salvación y
salvar a los que sí las aceptaron y se aferraron por la fe en él. En este preciso momento tú puedes
decidir si Cristo será tu Juez o tu Abogado. Ahora mismo tú puedes aceptar por la fe el maravilloso
regalo de salvación que Dios te ofrece. Notemos el gran deseo de Dios: "... no queriendo que nadie
se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento"(2 Pedro 3:9). Ese es el ideal de Dios para ti,
por la gracia de Dios acéptalo.
Compruebe lo Aprendido
1. ¿Por qué Dios tiene que llevar a cabo un juicio?
2. ¿Quiénes comparecerán ante este Tribunal?
3. ¿Cuál es nuestra esperanza?
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