Curso gratis de enplenitud.com   El campo energético humano
Retomando el concepto de "vampirismo energético" (Parte II).
 
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Ese intercambio de información y energía con el entorno se produce tanto en forma conciente como inconsciente. Voluntaria como involuntaria. Y una de las formas de intercambio (generalmente inconsciente e involuntaria, hecha la aclaración para que no miren con odio a quien consideren responsables de sus depreciaciones energéticas) es el "vampirismo energético" o, en términos más reducidos, el "vampirismo psíquico".

Un ejemplo burdo, pero ilustrativo: supongamos que tengo dos grandes recipientes, conectados entre sí por un pequeño conducto o manguera cerca de sus bases, con una llave para cerrar este conducto a voluntad.

Lleno el recipiente A hasta el borde de agua, mientras que en el B sólo hasta una tercera parte. Luego, abro la espita, y el agua comienza a circular de A hacia B. ¿Hasta dónde?.

Hasta que, reduciéndose en A y aumentando en B, en ambos recipientes el nivel de agua alcanzado sea exactamente el mismo. Supongamos ahora que A es una persona hiperactiva energéticamente (con exceso de energía) y B, otra hipoactiva energéticamente) (con falta de energía).

Ante la proximidad –sobre la que podemos discutir: recuerden que mientras la primera capa áurica recorre la superficie del cuerpo sólo hasta unos cinco centímetros, la segunda capa aúrica lo hace en promedio hasta unos 50/70 cm (lo suficiente para interrelacionarse áuricamente si estamos sentados lado a lado, o compartiendo un café, etc) mientras que la tercera puede extenderse hasta 5 metros o más, lo que en una multitud, por ejemplo, se traduce en una mezcolanza confusa de nuestra energía con distintos niveles vibratorios ajenos– de alguien con menor nivel energético que el nuestro (deprimido, muy cansado por exceso de trabajo físico o intelectual, geronte o enfermo) sin recurrir a estereotipados ojos inyectados en sangre ni relucientes colmillos, tendremos aquí a alguien que "succionará" instintivamente algo de nuestra energía en su provecho.

De resultas de lo cual, tras estar un rato junto a nosotros, él se sentirá mejor en todo aspecto y, en todo aspecto también, definitivamente nosotros peor. ¿Nunca les ha ocurrido algo así?. ¿Sentirse anímicamente bien, pletóricos de energía, y al ir de visita a casa de algún pariente salir de allí desganados y deprimidos, mientras que, por caso, ese pariente pasa a comentar "lo bien que me hace que Mengano me visite; siento que me llena de energía"?. He aquí un típico caso de "vampirismo energético".

La pérdida de energía puede producirse tanto a nivel del campo bioplasmático –ver lección anterior– como en el estricto ámbito de lo psíquico –el caso de la libido– ocasión ésta a la que nos referimos como "vampirismo psíquico". La distinción, en todo caso, es simplemente didáctica; a los efectos prácticos, las consecuencias, y la forma de evitarlo o bloquearlo, es exactamente la misma.

Para protegernos de estas afecciones, es necesario desarrollar cierta capacidad psicokinética. No se trata de llegar al extremo de desplazar objetos con la mente –tanto mejor si su predisposición natural así lo provoca– sino, simplemente, alcanzar un leve, muy leve, grado de interacción mental con la materia.

Es el comienzo de un largo camino que en el budismo tibetano llevaba a la creación espontánea de "tulpas", literalmente "formas de pensamiento". En nuestra sociedad consumista, acelerada y virtual, donde carecemos de la paz del Potala, a los efectos de la Autodefensa Psíquica bastará con (y esto necesariamente va de la mano –y debe hacerles reflexionar– sobre el concepto de "láser mental") aumentar la intensidad de nuestras ideas (la "densificación del pensamiento") mediante la práctica de "escotofotografías" o "psicofotografías".

Humildemente, sé que otros especialistas podrán sostener que existen otros métodos para desarrollar estas capacidades. Sabrán disculpar mi ignorancia, pero este es el sistema que yo he practicado y cuyos resultados he comprobado. A este ejercicio, en orden de pasar luego a describir las estructuras de protección contra "vampirismos" me remito, recomendándoles buscar el tiempo y la circunstancia para intentar, cuanto menos, hacer algunas prácticas de este tenor. Caso contrario, ¿quién podrí a tener la serena convicción de que su mentada capacidad psíquica, su "láser mental" es una realidad perceptible y no sólo una bravuconada de su alicaído ego?.

 
 


   
 
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