Los ases unen el mundo de los arcanos mayores con el de los arcanos menores. Si a una pregunta aparece como respuesta un as, habrá que recurrir a los arcanos mayores para concretarla. Así, cada palo corresponde a un determinado número de arcanos mayores.
Los bastos precisan los efectos del Papa, la Papisa, el Carro y la Fuerza. Su estación es el verano.
Las espadas se vinculan a la Justicia, el Ermitaño, la Rueda de la Fortuna, el Ahorcado, el Arcano sin Nombre (la Muerte), la Templanza y el Diablo. Su estación es el otoño.
Los oros se vinculan a la Torre, la Estrella, la Luna, el Sol, el Juicio y el Mundo. Su estación es el invierno.
De una manera general, se considera que la fuerza viva y creadora de los bastos queda modificada por los elementos que deben atravesar para llegar hasta nosotros. Las cartas bajas de bastos (del 1 al 6) son más positivas que las otras (del 7 al 10). Las copas actúan preferentemente en el campo afectivo, y las cartas bajas son más significativas. Las espadas operan sobre nuestras posibilidades de acción, y el valor de sus cartas es equilibrado. Los oros actúan en el dominio material y son la realización de los otros tres palos. Cuanto más elevado es el número de un oro, mayor su acción benéfica.
Cada arcano menor posee numerosos significados. He aquí algunos. Hay que saber que los arcanos menores, del 2 al 10, sólo tienen significado si aparecen al derecho. Los ases, aunque estén invertidos, conservan su significado positivo.
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