El respeto que muestran
los orientales por los alimentos, a lo largo
y ancho de su cocina, es un secreto a vivas
voces; además de ser frescos, de origen
orgánico y casi crudos en su consumo,
y aunque se utilizan carnes rojas y pescado
prevalece el consumo de vegetales; podemos ver
en la literatura que opina un cocinero chino
taoísta:
“Estaba a
punto de cortar puerro y, mientras lo limpiaba,
tiré grandes aros de las hojas exteriores.
Horrorizado, Chang dejó escapar una especie
de fino silbido (un suspiro chino) y se abalanzó
sobre el cubo de basura para salvarlos: “¡Siempre
desperdiciando!; ¡ya sabe lo estrictos
que son mis principios taoístas!”,
exclamo airado.
Rebuscando en la basura, rescató las
hojas exteriores que yo había arrojado
y las alisó cuidadosamente con el dedo,
como si en su superficie hubiera grabado un
mensaje muy valioso. Después las lavó.
“Son viejas y están muy duras”,
me permití observar. Pero él sacudió
la cabeza y afectó los labios. Enrolló
las hojas que había salvado como si se
tratara de una gruesa hoja de tabaco, cogió
un cuchillo afilado y lo cortó tan fino
como pudo. Y repitió por enésima
vez: “Todo se puede comer; basta con cortarlo
suficientemente pequeño”.-L.Durell.
“La sonrisa del Tao”-
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