Si en Dinamarca (y en Suecia) se da preferencia a los aranques y pescados de todo tipo, en Noruega este alimento constituye el mayor porcentaje de los menús; estos pueden comenzar y terminar con pescados, dado que hasta los postres suelen estar relleno con ellos.
Los noruegos deleitan su paladar con delicadas sopas de pescado con salmón ahumado, truchas de lago, o con plato a base de excelente bacalao, todos ellos exquisitas especialidades.
El día se inicia con un abundante desayuno, pero las comidas subsiguientes son bastante sobrias; la más importante se consume a las 16 o 17, momento en que la familia completa puede reunirse alrededor de la mesa, dado que las oficinas y negocios cierran alrededor de las 15.
En general, las exigencias alimentarías se satisfacen con los “smörgasbord” o “smorrebrod” (los celebres y apetitosos canapés), acompañados de un vaso de leche o de té.
La cocina noruega de todos los días es frugal y simple, pero durante las festividades nacionales o familiares, la frugalidad y la simplicidad dejan su puesto a la abundancia y a la variedad.
Unos de los platos obligatorios de estas fiestas es el “römmegröt”; se trata de un antiguo plato campesino, que se prepara calentando crema de leche ácida en un recipiente de hierro; se le añade harina y se deja sobre el fuego mezclando continuamente; después se agrega leche y se sirve en copas individuales ya llena hasta la mitad de compota de frambuesa, cinamomo y azúcar negra.
Los platos mas característicos a base de carne suculentos que refinados; el “lapskaus” es un estofado de buey, preparado con tocino salado, papas y especias, mientras que el “far i kal” es otro tipo de estofado con carne de carnero y cocido en capas alternadas con repollo cortado.
La cocción de estos estofados debe ser sumamente lenta; en esto parece que consiste el secreto para obtener de ellos el sabroso gusto que los noruegos tanto aprecian.
Hay también otros tipos de carne, de proveniencia bastante insólita para nosotros; se trata de carne de reno, de alce, de oso, rica y tierna, habitualmente servida con una salsa de arándanos.
Asimismo la carne de caza tiene un puesto importante en la gastronomía noruega; los pollos y gallos de montañas y las perdices son excelentes y se acompañan con una gelatina de grosellas.
Los largos inviernos obligan a las familias a hacer abundante aprovisionamiento de alimentos; los animales se salan o se ahuman en otoño y así se conservan durante varios meses.
La necesidad de aprovisionarse ha creado una especialidad gastronómica muy popular, el “fenelar”, hecho en primavera con una pierna de carnero expresamente preparada para poder conservarse durante todo el invierno.
Albóndigas y pasteles de carne son apreciados por todos los noruegos casi nunca faltan en los menús, si bien las formas de preparación son un poco diversas de las otros países.
Es fácil imaginar que las frutas y las verduras son raras y costosas; en compensación, los inmensos bosques ofrecen deliciosas frutillas, de exquisito sabor y aroma; también hay frambuesa amarilla muy rara que crecen solamente en las regiones árticas.
Con las comidas, los noruegos beben cervezas; el vino importado es bastante caro y se vende, así como las bebidas alcohólicas, bajo el control del estado.
El acquavita nacional se destila de las papas y se conserva en grandes recipientes de encina.
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