Cuando somos ridiculizados por personas que amamos, nos sentimos muy mal, cuando somos ridiculizados por personas ajenas a nosotros, nos sentimos mal, pero si tenemos confianza en nosotros mismos, por causa de la estimulación sana de nuestros padres, cualquier persona ajena a nosotros que nos critique, ridiculice o desvalorice, no tendrá mayor valor que lo que nos estimulan en nuestro hogar. Pero, cuando somos expuestos a la burla, a la critica y a la ridiculización delante de extraños, propiciado por personas que amamos, la consecuencias son mas contundentes, y es mas difícil y prolongado el proceso de sobreponernos a las heridas causadas.
Todo padre debe confrontar las situaciones indeseadas de su hijo, de una manera confidencial y privada, no es bueno exponerlos a la critica, la burla, y el escarnio. La única manera de que corrijamos a nuestros hijos en publico, es cuando hayan afectado a otras personas, y es necesario de que ellos asuman las disculpas delante de la persona ofendida, pero de resto, es inapropiado, poner en tela de juicio, el comportamiento, las debilidades, los problemas, las inquietudes o cualquier característica del hijo, que sean netamente personales, debemos respetar la privacidad de nuestros hijos, en relación a personas terceras, bien sea conocidos, ajenos a nuestro hogar, o simplemente personas que son desconocidas y resultan extraños para nuestros hijos.
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