En el caso de la mujer la creatividad en la vestimenta no tiene límites, siendo lo más importante crear un estilo personal propio.
En el caso del hombre el saber vestir distingue a la persona elegante. La elegancia es sobria, es pulcra (hay que ir aseado), con ropa limpia, bien planchada, zapatos con brillo.
La elegancia es práctica, hay que vestir según la ocasión.
La elegancia es pudorosa, hay que disimular los defectos físicos.
La elegancia tiene personalidad, hay que tener el propio estilo personal, no dejarse llevar siempre por lo que indica la moda.
El buen gusto, el sentido común y la experiencia nos permiten avanzar en el conocimiento del arte de saber vestir.
La corbata es el elemento más personal de la vestimenta masculina y donde el hombre se puede permitir un atrevimiento. Debe combinar con el color del traje y de la camisa. La corbata debe llegar hasta el cinturón. El broche de corbata está pasado de moda.
El hombre debe tener traje azul marino, traje gris y traje beige.
Los calcetines siempre deben ser más oscuros que el traje.
La camisa siempre debe ser de color más claro que el traje.
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