Se considera como primera etapa del control de calidad a todo el proceso de producción (compra de materias primas, confección y ventas de producto). Cabe enfatizar que antiguamente el mismo artesano evitaba que el sistema se estropeara por la constante y directa comunicación que mantenía con los clientes. El equilibrio en el sistema también lo lograba el mismo artesano, balanceando el costo de las materias, las exigencias de calidad y los requerimientos del cliente.
La segunda etapa, que duró hasta 1918, pertenece al periodo del mayordomo o capataz. En ella se puede apreciar el constante rompimiento de las relaciones internas y externas de la compañía debido a la intervención de la segunda persona diferente al artesano o empresario inicial, ya que éste dejaba escapar información valiosa y cometía errores a lo largo del proceso.
La tercera etapa, comprendida entre las dos guerras mundiales, se caracterizaba por el inspector de calidad. La situación empeoraba en lo que a comunicaciones se refiere, pues en comparación con la etapa anterior, el inspector tenía menos ingerencia en la producción que el capataz y esto podía provocar una secuencia incorrecta, ya complicada por los problemas normales de la fabricación.
La cuarta etapa inicio en la segunda guerra mundial y terminó en 1960. En ella los principios estadísticos constituían la médula de la materia y con ello la situación era adecuada en ciertos aspectos; en otros, era casi igual que en la etapa anterior, pero se lograba obtener mayor información referente a la calidad. Esto mejoraba las relaciones interna y externa.
La etapa actual, llamada control total de la calidad, consiste en un conjunto de esfuerzos efectivos de los diferentes grupos de la organización, para el desarrollo. Mantenimiento y superación de la calidad de un producto, con el fin de que el producto y su fabricación sean satisfactorios y económicos.
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