¿Qué es lo primero que nos enseña este descubrimiento de los puntos de control sexual en el cerebro?
Bien, nos enseña algo que no esta muy presente en nuestra sociedad y que debería estarlo, por ser muy útil a la hora de mejorar nuestra sexualidad: que la excitación, la eyaculación y el orgasmo no son tres procesos indivisibles entre sí, ya que hasta tienen diferentes formas de control cada uno, totalmente independientes, mas allá de la unión que genera el llamado "interruptor principal".
Y esta es una buena noticia ya que, si no estamos forzados por la madre naturaleza y por nuestro propio cuerpo, lo cierto es que podemos aprender a separar cada uno de estos procesos y a emplearlos de una mejor manera, más efectiva, al menos.
Podremos ser capaces de experimentar tan solo una erección (función plenamente del sistema circulatorio), tan solo orgasmo (función que es controlada por el sistema neuronal) o tan solo una eyaculación (que es controlada por la parte muscular del cuerpo humano), sin sufrir la esclavitud del orden establecido. O combinarlos de forma independiente, aprendiendo a dominarlos a nuestro placer.
Es cierto que, aun por experiencia propia deberíamos saber que estas tres partes de nuestra sexualidad pueden ser separadas y no siempre actúan en conjunto, ya que todos hemos experimentado la disociación en algún momento u otro, ya sea por haber conseguido erecciones sin por eso llegar a la eyaculación o al orgasmo, por haber tenido eyaculaciones totalmente involuntarias o por sufrir un orgasmo donde el numero y la fuerza de las contracciones es anormalmente baja y por lo tanto el placer sensorial obtenido con el mismo no se encuentra, ni de cerca, en los niveles deseables.
Lo que se trata de hacer a través del tantra y de sus ejercicios es de lograr un control voluntario de estas reacciones físicas, para poder causar la que se desee sin causar las demás y pudiendo manejarlas de las formas correctas que nos permitan tener un desarrollo sexual acorde a nuestros deseos, que permita prolongar las sensaciones mucho mas allá de lo que causan las contracciones obtenidas por medios del sexo normal.
Así que, por decirlo de alguna forma, lo que vamos a hacer con el tantra es un entrenamiento. Si, exactamente eso, vamos a entrenar nuestro cuerpo en lo sexual, de la misma forma que se lo entrena para un deporte o para tocar un instrumento musical.
Vamos a enseñarle como actuar en determinadas circunstancias y vamos a aprender a tener un control voluntario sobre sus movimientos en ciertas áreas donde normalmente no tenemos control.
Llevará trabajo, porque los movimientos sobre los que vamos a entrenar no forman parte nuestra vida normal y serán, al principio al menos, totalmente anti-naturales y extraños.
Pero con práctica, entrenamiento, insistencia, paciencia y mucha perseverancia, lograremos volverlos mucho más normales, lograremos que la memoria muscular los vuelva uno con nosotros.
El control volitivo de los músculos con los que se trabaja en las practicas tántricas no es algo que hagamos en el día a día, pero podremos lograr que lo sea con mucho trabajo duro y siguiendo las instrucciones pertinentes.
Lo Espiritual
Pero, como dijimos, el tantra también reúne una importante parte de religión y espiritualidad. Sé que dijimos que no íbamos a hablar mucho del tema, y no lo haremos de la religión, pero si nos parece interesante referirnos un poco al porque de esto y a como las experiencias de espiritualidad se presentan y porque se las relaciona con estas practicas.
No estamos haciendo propaganda religiosa, sino simplemente comentando otro aspecto del tema que nos ocupa, un aspecto lo suficientemente grande como para no poder ser dejado de lado con un simple gesto de la mano.
¿Por qué la asociación con la espiritualidad? ¿De donde viene? Son preguntas interesantes que, una vez mas, se contestan a través de la anatomía.
Los puntos claves sobre los que se trabaja en el tantra son parte de la forma en que opera nuestro sistema nervioso y afectan, por lo tanto, a la forma en que percibimos a través de nuestros sentidos.
El mundo metafísico puede ser experimentado de muchas formas, y los seres humanos lo hacemos con cierta naturalidad, o sea, somos capaces de experimentarlo usando diversos métodos y no con una dificultad que raya en lo imposible.
Muchas veces, el método que se utiliza reúne dos características: una repetición constante de una frase o de un mantra y una atención dedicada exclusivamente a las fuerzas cósmicas.
Y el tantra provee de las dos cosas, con lo cual su función para entrar en contacto con lo metafísico esta asegurada y es fácilmente explicable. Es una forma muy poderosa y conveniente para llegar a conseguir la beatitud espiritual.
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