Bueno, ya hemos realizado nuestra observación de nuestros orgasmos y somos concientes de cómo trabajan y de cuantas contracciones son las que usualmente sufrimos durante un orgasmo "común".
Ahora podemos pasar a la realización del primero de los ejercicios que vamos a ver en este articulo. Este es un ejercicio simple en cuanto a su idea, tan solo un primer acercamiento a otros que serán mucho más complicados. Esto no quiere decir que sea fácil, pero si que no requiere tanta practica y que deberíamos ser capaces de dominarlo.
Lo que debemos hacer es llegar al punto del orgasmo y sentir las primeras contracciones musculares asociadas con este. No debemos suprimir el orgasmo, sino abrirnos a este, tratar de dejar que unas contracciones ocurran.
Pero tan solo dos contracciones o tres, no más. Y luego debemos relajarnos. Pero para hacerlo no debemos recurrir al truco fácil de pensar en algo que sea totalmente asesino para la excitación, sino que debemos respirar profundamente, estar atentos y relajar los músculos de la zona abdominal tanto como sea posible, dejar el cuerpo flojo y de esta manera detener las contracciones orgásmicas que se están produciendo.
Esto se puede hacer tanto en soledad como en pareja, aunque esta segunda opción es mucho más aconsejable, ya que la presencia de un compañero nos da otras "armas" a la hora de aprender a controlar las contracciones orgásmicas.
Podemos pedirle a nuestra compañera que nos mantenga en este borde del orgasmo con cambios de posición, velocidad y utilizando una delicadeza y una suavidad que evite que en el momento del orgasmo nos dejemos llevar y superemos la barrera, que comencemos a realizar la serie de movimientos pélvicos que hemos estado tratando de evitar a toda costa, arruinando de esta forma todo el ejercicio.
Lo que estamos tratando de hacer con este ejercicio es lo que en tantra se denomina "montar la ola", o sea, mantenernos tanto como sea posible en el umbral entre el clímax y el orgasmo, entre el placer y la eyaculación, para poder repetir las contracciones orgásmicas tantas veces como sea posible, siempre en el borde pero sin caer del otro lado, sin superar la "cima" del placer, manteniéndonos en el estado de placer por mucho mas tiempo del que, con toda probabilidad, creímos que era posible.
Por supuesto, el tantra apunta a la unión entre el hombre y la mujer, a la experiencia compartida que significa la celebración del sexo. Por lo tanto, si realizamos estos ejercicios en pareja, debemos turnarnos con la otra persona, montando la ola un tiempo cada uno, mientras que el otro cumple las funciones de "guardia", impidiendo que aquella parte de la pareja que esta efectivamente montando la ola se pase de la cima, que caiga en el otro lado, que se pierda y llegue al orgasmo, arruinando la oportunidad de mantenerse en la "cima" por tanto tiempo como sea posible y de la generación de mas y mas energía sexual que esto significa.
El guardia debe estar siempre atento para ser capaz de notar las señas de que la otra parte esta a punto de pasarse y poder intervenir con movimientos y palabras para evitarlo.
Una vez que quien estaba montando la ola llega al punto de saturación y se relaja totalmente, cambian posición, con el "guardia" pasando a ser quien "monta la ola" y viceversa.
Pero no nos creamos que un cambio de posiciones es algo definitivo. Lo más probable es que a lo largo de un solo encuentro o acto sexual, cambiemos de posición en varias ocasiones con nuestra pareja. O por lo menos esto seria lo deseable.
Por otro lado, es también probable que, aunque suene un poco extraño, en medio del acto sexual y luego de haber realizado algunos cambios de posición, nos tomemos un descanso, detengamos la actividad para retomar fuerzas en una forma relajada, reponiéndonos y acumulando nuevas energías para, si lo deseamos, continuar luego con la actividad sexual.
Todo esto puede parecer complicado, una técnica que requiere de mucha concentración y atención, que tal vez no sea fácil (o posible) de mantener durante una actividad sexual apasionada.
Pero lo cierto es que no es así. Si bien puede requerir de cierta concentración (especialmente al principio) si estamos realmente en armonía con nuestra pareja los roles se volverán secundarios, perderá importancia el conocimiento exacto de quien esta cumpliendo con cual rol, simplemente pasaremos a ser una pareja teniendo sexo, con uno que "monta la ola" y otro que hace de guía, pero sin que se note exactamente quien es quien ni que haya ningún tipo de problema por esto.
Con tiempo y practica, se convertirá en una parte de nuestra naturaleza como pareja y por lo tanto será prácticamente un reflejo aprendido, con lo cual no nos generara ningún tipo de problemática o dificultad su realización. Esto es, básicamente, el aprendizaje secreto del tantra.
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