Un aprendiz de mago sabe que el día es uno solo, que la vida es una sola, que todo su ser es uno solo; por lo tanto se emplea a fondo, con todos sus recursos, con todo lo que es, en cada tarea, en cada actividad, en cada proyecto. Sabe que su misión es trabajar objetivamente, descansar y orar de manera integrada lo cual implica liberarse de sus condicionamientos, amar todo lo que hace y agradecer permanentemente todo lo que se le presente. Un aprendiz de mago comprende que todo lo que hay en su mundo ha sido puesto por él mismo allí y que todo eso está a su servicio, para que le sea útil en su camino hacia la excelencia y que ésta sólo es posible si se empeña en alcanzar la plenitud interior, en lograr la unidad de su ser, en ser sólo uno, sin divisiones, sin fragmentaciones, sin apegos. Un aprendiz de mago también comprende que el universo es una única canción, que todos hacemos parte de un solo cuerpo, que somos un gran ecosistema, que todos los seres humanos compartimos la misma esencia, que somos una gran familia, que todos queremos ser felices y andamos buscando el paraíso perdido. Un aprendiz de mago sabe que “cuando hay unidad no hay acusaciones, sólo búsqueda de soluciones para uno y para el todo”.
7.- BONDAD
Un aprendiz de mago sabe que comparte con todo ser humano las limitaciones propias de su cuerpo material, su mortalidad, su vulnerabilidad y comprende que “nacemos príncipes y la sociedad nos hace ranas”. Sabe que en cada ser humano hay una grandeza, respeta el lugar donde ella mora y trata en cada interacción de hacer contacto con esa manifestación de la inteligencia organizativa universal que hay en cada persona. Comprende que todas las personas son seres responsables tratando de madurar cada día y que “La bondad es un lenguaje que el sordo puede oír y el ciego puede ver”. Sabe que no hay nada que perdonar, porque no hay nada que juzgar, ni nadie a quien acusar; que las personas actúan según su nivel de conciencia y su grado de competencia, que siempre debe obrar según lo que todo su ser le indique y que cuando haya duda debe dejar que su corazón decida. Un aprendiz de mago sabe que “Sólo somos lo que damos” y que en su búsqueda de la excelencia debe generar todo el bienestar que sea posible para todas las personas con las cuales interactúa en su viaje, que debe ser creador de armonía, que debe tratar siempre de ser como una brisa fresca sobre las montañas y comprende el último consejo de Aldous Huxley para la humanidad: “Todo lo que hemos de hacer es ser un poco más amables los unos con los otros”.
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