Un aprendiz de mago sabe que “en su origen la palabra disciplina designaba un pequeño látigo que servía para autoflagelarse y que, por lo tanto permitía la autocrítica”; comprende que en un sentido degradado, la disciplina se convierte en un medio de flagelar a todo aquel que atente contra un sistema de ideas, creencias o normas. Un aprendiz de mago es conciente de que su avance hacia la excelencia depende fundamentalmente de su capacidad de autocrítica, de su cuestionamiento de sí mismo, de su observación permanente de todo lo que hace, del rastreo sistemático de su progreso, de la evaluación periódica del grado de materialización de su visión de futuro. Un aprendiz de mago está convencido de que “Vale más una cabeza bien puesta que una repleta” y entiende que “Una cabeza bien puesta es una cabeza apta para organizar los conocimientos y evitar una acumulación estéril”. Un aprendiz de mago sabe que a través de todo lo que hace debe buscar desarrollar su aptitud para contextualizar e integrar y que debe “situar todo acontecimiento, información o conocimiento en un relación inseparable con el medio - cultural, social, económico, político y, por supuesto, natural”. Un aprendiz de mago es realmente conciente de que es plenamente responsable de todo su ser y de todo su quehacer.
11.- FLEXIBILIDAD
Un aprendiz de mago comprende claramente que “a mayor formación menos certezas”, que la vida es una escuela y que cualquier proceso es fundamentalmente un proceso de aprendizaje. Un aprendiz de mago es conciente que tiene un compromiso fundamental consigo mismo: honrar la grandeza que hay en él, respetar el lugar donde ella mora y evidenciar en todo su quehacer que efectivamente es una manifestación de la inteligencia organizativa universal. Cree que existe en él un potencial infinito para crear y trabaja concientemente para eliminar todos sus bloqueos. Sabe que cada proyecto que emprende tiene un objetivo esencial: mejorar su competencia para enriquecer la base de conocimiento universal existente. Consecuente con esto busca contrarrestar el enquistamiento intelectual o la parálisis paradigmática y evita caer en lo que podría denominarse “miopía voluntaria”. Ante cada situación trata de ver alternativas, de identificar posibles caminos o maneras de proceder, de divertirse a través de un proceso creativo de interpretación de la realidad. Está realmente convencido de que el fracaso no existe, que todos los resultados son útiles en su viaje en búsqueda de la verdad y la belleza. Un aprendiz de mago sabe que el 80% de su cuerpo es agua y que, como este elemento natural, debe fluir con la menor resistencia, adaptándose a las condiciones del medio con el cual entra en contacto con el fin de avanzar en el conocimiento de la realidad, de mejorar cada día en serenidad, aceptación, neutralidad, transparencia y objetividad, de aprender a ver.
12.- GRATITUD
Un aprendiz de mago es un ser humano que se siente en deuda siempre con la vida, que está profundamente agradecido por lo que es, que está convencido de poseer un potencial infinito para crear, para dejar una huella, para seguir viviendo en el corazón de quienes le sobrevivan. Sabe que cada día es un presente, un regalo que la vida le da, una oportunidad para seguir avanzando en su proceso de aprendizaje, para hacerse más competente, para hacer mejor su tarea esencial (integrar trabajo, descanso y oración) para poder llegar a un disfrute pleno de todas sus actividades, lo cual es posible cuando se ama lo que se hace en alto grado y se da gracias por todo aquello que se presente en nuestro camino ya que se considera que está ahí para nuestro beneficio, como un catalizador para nuestra evolución. Un aprendiz de mago reconoce que tiene mucho más de lo que necesita, agradece permanentemente a la vida lo que ha recibido, sabe que su vida se ha enriquecido gracias al esfuerzo, al trabajo de innumerables personas (sus antepasados y todas aquellas personas con las cuales ha interactuado) y que esta actitud refuerza su compromiso real con el mejoramiento de la calidad de vida de su comunidad y que puede conducirlo a lograr sentirse realmente en “vacaciones permanentes”.
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