1.- La esencia de mi ser es la realidad última del Universo, fuente de todo lo que existe.
1.1.- El Universo entero está siendo representado en mi interior.
1.2.- Estoy conectado con todo lo que existe.
1.3.- Soy como una cuenta de cristal. Reflejo la luz de todo el Universo.

2.- Me veo en los demás y veo a los demás en mi mismo.
2.1.- Mi espíritu no sólo está en mí sino en todos los demás seres y en todo lo que existe.
2.2.- Cuando miro el Universo estoy mirando mi espejo.
2.3.- Puedo verme a kilómetros, cada reflejo que veo es de mí mismo aunque parece diferente.

3.- Mi diálogo interno refleja el fuego de mi alma.
3.1.- Estoy centrado y en completa paz.
3.2.- Estoy concentrado en el viaje, no en el destino.
3.3.- Sé que hacer exactamente en cualquier situación.

4.- Mis intenciones tienen un poder infinito de organización.
4.1.- El Universo es un vasto océano de conciencia y mis intenciones son ondas que lo atraviesan.
4.2.- Doy fortaleza a los que se sienten débiles y temerosos.
4.3.- Cada acción que realizo tiene como resultado algún beneficio para el mundo.

5.- Soy emocionalmente libre.
5.1.- Puedo establecer cualquier objetivo que quiera y alcanzarlo.
5.2.- Respondo al nivel más alto, sin importar cuál sea la situación ni cómo se comporten los demás.
5.3.- Puedo ver las posibilidades infinitas en todo momento.

6.- Doy luz a los dioses que están en mí; ellos expresan sus atributos y poderes a través de mí.
6.1.- Soy estable como una montaña y flexible como el viento.
6.2.- Todos los seres míticos residen en mí.
6.3.- Puedo convertirme en los héroes y heroínas que más admiro.

7.- Estoy atento a las coincidencias; sé que son mensajes de Dios. Fluyo con la danza cósmica.
7.1.- Puedo moverme al ritmo de los impulsos de un Universo consciente.
7.2.- Hay un significado y un propósito en todo lo ocurre y en todo lo que hago.
7.3.- Distingo el significado oculto de los acontecimientos.

En las páginas siguientes se presenta en tres grupos un conjunto inicial de 24 orientaciones para propiciar el desarrollo del potencial interior con el cual está dotado todo ser humano.

A continuación se presenta un conjunto de cinco directrices esenciales para el mejoramiento de tu competencia como expositor.

1.- IRRADIAR ENTUSIAMO
Es fundamental que la audiencia perciba claramente que te consideras un ser humano muy valioso y que realmente estás interesado en compartirles tus conocimientos y tu experiencia, que disfrutas plenamente del trabajo que estás realizando y sobretodo que consideras un honor el estar ahí frente a ellos para presentar - desde tu perspectiva - los aspectos esenciales de un tema que te apasiona.

2.- TENER SIEMPRE EXPRESIÓN CLARA Y ENERGIZADA
Además de lo indicado en el numeral anterior, cinco requerimientos básicos de tipo instrumental que debes tener en cuenta en una exposición son: vocalización correcta, inclusión adecuada de pausas, manejo apropiado de la intensidad e inflexiones de tu voz, utilización de tu cuerpo como herramienta de comunicación e incorporación de objetos del entorno como elementos pedagógicos en la exposición.

3.- SER SIEMPRE AMABLE
Debes concebir toda exposición como un acto educativo, lo cual implica verte a ti mismo como alguien que está prestando un servicio cuyo propósito esencial es sacar de cada participante lo mejor de sí. Esto sólo será posible si también reconoces en cada uno de los participantes a un ser humano muy valioso, con las mismas potencialidades que tú posees y en consecuencia tu trato es muy respetuoso, como si quisieras “acariciar con las palabras”.

4.- REFLEJAR ORDEN Y ARMONÍA
Es conveniente que tengas presente los cinco momentos asociados a cualquier exposición: Preparación, Inicio, Desarrollo, Cierre y Evaluación. Recuerda que en buena medida los resultados a obtener dependen de una preparación adecuada tanto del tema como de ti mismo (tu actitud personal y demás aspectos que consideres importantes). La evaluación de la exposición deberás realizarla tú solo, con el fin de identificar aspectos que debes mejorar.

5.- MANTENER SIEMPRE CONTACTO VISUAL

Debes hacer que cada participante perciba que lo reconoces como un ser humano muy valioso, honras la grandeza que hay en él, respetas sus sueños y agradeces su presencia. Para esto, además de la preparación adecuada en cuanto a tu actitud personal, debes tratar de establecer contacto con la inteligencia pura que subyace en cada ser humano mirando a los ojos de cada una de las personas que integran tu audiencia.

Estas cinco directrices son aplicables aunque tu audiencia sea una sola persona y aún en las interacciones no formales que sostengas con otras personas cada vez que vayas a hablar.