Los factores que condicionan el dibujo creativo de las historietas son:
Factores de contenido
Creación y mantenimiento del interés mediante:
a) Ritmo o interés narrativo
b) Movimiento determinado por la narración
c) Dramatización literaria
d) Acción y suspenso en la narración
Factores de forma
Creación y mantenimiento del interés mediante:
a) Tipología y expresión
b) Composición
c) Iluminación
d) Diversificación y dramatización gráfica
Factores de contenido
Estos factores están relacionados con la parte literaria o escrita de la narración, en otras palabras, con el guión de la historieta:
a) Ritmo o interés narrativo:
Se entiende por ritmo la capacidad de resumir la acción en el menor número posible de cuadros, sin que esta síntesis perjudique la comprensión.
El guionista ha de ser capaz, en este sentido, de economizar tiempo e imágenes, a fin de lograr una mayor intensidad narrativa.
b) Movimiento determinado por la narración
Movimiento y acción, son dos de los principales factores de que puede valerse el guionista para promover interés, para hacer que la historia resulte apasionante. Uno y otro han de ser incorporados a la historieta desde el momento en que se escribe el guión de la misma. Hay que pensar en mover los personajes, en trasladarlos de un lugar a otro y en hacer que actúen puestos en cada uno de estos lugares.
Una historieta no puede ser un dialogo estático, esto es, una conversación entre dos personajes, situados en un lugar determinado, sin moverse del mismo.
Al los personajes no se les puede dejar en una oficina. Hay que idear la manera de hacerles salir a la calle, de entrar en un bar, de subir por la escalera de un viejo caserón.
Es necesario alternar la acción de un personaje con el paradero y situación de otro, hacer que este vaya también al mismo escenario, etc.
El movimiento puede ser expresado, además, recurriendo a las técnicas empleadas por el camarógrafo de una película. Este no se limita a situar los personajes delante de la cámara y a pedirles que actúen, sino que va moviéndose al tiempo que capta una secuencia: cambia el encuadre, cambia el ángulo visual, se acerca o aleja, toma una primera imagen con el artista en primer termino, visto de frente, se traslada a un lado y capta al mismo artista, de perfil, con un nuevo encuadre que capta medio cuerpo...
desciende luego para ofrecernos una perspectiva dramática del lugar en
que se encuentra el artista, filma después desde un piano superior...
Estas técnicas definidas con los nombres de encuadres, ángulos y planos, pertenecen al quehacer del artista dibujante, pero han de ser previstas y dictadas en la narración, pensando en un guión cuyo movimiento venga ya determinado por la narración.
c) Dramatización literaria
El interés por la lectura de una historieta puede ser también mantenido a través de los textos, por lo que dicen los personajes y lo que explican los textos narrativos.
Por ejemplo, comparar:
“¿Por qué dice usted que este testigo corre peligro?”
”Porque XX sabe que puede declarar en contra suya”
con:
”¿Por qué este testigo corre peligro?”
”Porque los muertos no hablan. XX intentará eliminarlo”
d) Acción y suspenso en la narración
Es necesario, en fin, que en el contenido de la historieta exista de continuo la angustia del “¿que sucederá?”, dada por la creación de situaciones dramáticas, insólitas, sorprendentes y al parecer insolubles, encadenadas unas con otras de forma que el interés sea mantenido al rojo vivo.
Este factor es imprescindible cuando la historieta es publicada por etapas, en una revista o periódico, con el clásico “continuará en el próximo número” rematando el cuadro final.
El proceso normal, en estos casos, consiste en hallar primero la situación de suspenso y en ir a parar después, a través de la narración, hacia esa situación.
Uno puede decidir, por ejemplo, poner al personaje en riesgo de ser engullido por un huracán y, cuando está a punto de desaparecer tragado por la furia de los vientos, colocar el “continuará en el próximo número”.
Pero, para llegar a eso, hay situar al personaje, demostrar la fuerza del huracán al pasar por un pequeño pueblo, presentarlo como una fuerza desatada e incontenible, etc.
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