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Educación sexual para adultos

Lo mismo pierde un hombre que una mujer. ¿O ganan? (Parte II).
 
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Y antaño una mujer era señalada como lujuriosa si expresaba sus deseos sexuales y si acaso iba respondiendo sexualmente en cada una de las fases de la respuesta sexual que son cuatro: excitación, meseta, orgasmo y resolución. En ninguna de ellas debía ni tenia que responder con placer para no auto catalogarse de lujuriosa y para que no fuera catalogada de lujuriosa por su pareja. Corría el peligro de ser devaluada por su propia pareja. Y hasta por ella misma. Eso para mí y para todos los sexólogos es estar contra natura. Esto de decir que antaño es un verdadero eufemismo, la realidad es que todavía se presenta y mucho más de lo que yo me imagino. Y fíjense bien que tan solo en éste párrafo estoy hablando de la respuesta sexual, ni si quiera estoy hablando del deseo sexual, es decir de como le gustaria satisfacer su deseo sexual. Sus antojos.

He leído con detenimiento la Biblia, sobre todo en el nuevo testamento, que es lo que mas creo, y no hay un solo lugar donde diga que el deseo sexual por su pareja sea pecado o condenado. O que la respuesta sexual sea condenada. Por primera vez les pido a ustedes, si conocen un pasaje donde diga que el deseo sexual por su pareja o la respuesta sexual por su pareja sea condenado por Dios para que me lo hagan saber.

Existe tan solo un pasaje donde habla del deseo sexual y otro donde habla posiblemente de una prostituta. El pasaje de la prostituta creo que es de todos conocidos, “aquel que esté libre de pecado que lance la primera piedra” ¿recuerdan? Solo que aquí la sanción esta sobre la proyección, es decir critican y señalan a otro para no señalarse a si mismos. Y como todos si tenían cola que le pisen pues se fueron. Y tenían cola que le pisen… por una sola razón, porque mientras estén vivos tendrán deseos y reacciones sexuales. Y es que es natural, entiendan el sexo es algo natural.

Y el otro pasaje lo encontramos cuando afirma “no desearas a la mujer de tu prójimo”, pero cabrón, ¡está hablando de la mujer de tú prójimo!, en palabras actuales sería no mames, o no la chinges, no jodas a tu prójimo, ¡¿pos no te estoy inculcando que amarás a tu prójimo como a ti mismo?! pero en cuanto al deseo en si y a la respuesta sexual humana como algo biológico y natural, no existe un solo párrafo, que lo condene.
Algo más, si realmente quieren saber quien es el prójimo, insisto, si realmente quieren saber a quien consideraba “el prójimo” nuestro señor Jesucristo, entonces yo soy quien los remito a Lucas 10 cuando Jesús responde a la pregunta ¿y quién es mi prójimo? Del 10-30 al 37. Saquen sus conclusiones por si mismos. Ya que el prójimo no es cualquier persona. Jesús era muy claro en el uso de palabras.

 

 
 
 
   
 
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