Jesús le dijo
“Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Después ven y sígueme”.
Cuando el joven oyó ésta respuesta, se marchó triste, porque era un gran terrateniente.
La Biblia
Básicamente le está diciendo: sé tú. Es que la envidia para mí, es una emoción que aunque es parte de ti, si no haz aprendido a reconocerla y quitar todo lo que hayas obtenido a través de ella, te impide ser. Y la mejor manera de hacerlo es a través de actos de amor hacia los demás y hacia ti mismo.
“Soy un hombre muy rico, pero
Muy desdichado… ¿Puedes decirme porque?
“Porque empleas demasiado tiempo
En hacer dinero, y demasiado poco
En practicar el amor”
Le respondió el Maestro.
ANTHONY DE MELLO
Entonces la envidia te genera codiciar, es decir hiper valorar lo otro y al otro, en menoscabo de lo que eres o posees o tienes. Dejas de valorar lo que tienes. Y ambicionas tener lo otro. Dejas de valorar adecuadamente lo que eres y ambicionas ser otro. Ya es una ambición envidiosa. Interfiere en la valoración positiva de tu auto imagen, y de tu auto estima.
Por eso otro rasgo de carácter del envidioso es que ante la incapacidad de valorarse adecuadamente, siempre está esperando que otros los valoren. Solo que esa valoración es aceptada a nivel consciente, pero no a nivel inconsciente. Por eso vive en constante estado de insatisfacción.
Veamos que sucede a nivel inconsciente
a) desear lo que el otro tiene, es un deseo posesivo, con un ingrediente extra:
b) devalúas lo que tienes. Eso lo ves mas grandioso que lo que posees.
c) Hay una comparación
d) ambicionas tener eso.
e) la envidia no te permite valorar adecuadamente lo que tú eres.
Cuando ambicionas algo: puede ser tan intenso tu deseo posesivo que te regresas a un periodo de confluencia que dices es mío aunque no sea tuyo
Externamente te marcan tu territorialidad: no es tuyo
Aceptas que no es tuyo. Pero sigue el deseo posesivo. Lo quiero para mí. Sigue el deseo posesivo, solo que ahora ya sabes que no es tuyo.
Aparece el coraje porque no es tuyo eso que ves.
Hay un a inconformidad, una intranquilidad contigo por no poseer eso. Eso hace que hipervalores lo que el otro tiene. Y eso aumenta tu deseo por poseerlo. “Yo quiero eso”
¿Por qué no puedo tener eso? Porque no es tuyo.
Vas en la calle con tus papás. Papá quiero esa bicicleta. ¿Me la compras?
…. No hay dinero. Además tú ya tienes una bicicleta
No aceptas el “no hay dinero”. Es que tú no me lo quieres comprar.
No hay dinero.
Sigues enojado, deseante.
Te empiezas a tranquilizar tú solo…. ¿como lo haces? ¿Ya lo intuiste?
Te empiezas a tranquilizar devaluando al objeto e hipervalorando lo que tú tienes.
Solo, pero tan solo que éste es el resultado final y consciente.
Concientemente lo que es tuyo es valioso, todo lo que tú tienes es valioso, tan solo lo que tú tienes es valioso, y todo lo que el otro tiene… no sirve.
O sí sirve, pero su poseedor no se lo merece.
En donde solo lo que es mío es lo mejor,
Pero inconscientemente. Lo que tú tienes lo devalúas y lo que el otro tiene lo sigues hipervalorando.
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