Otra característica del envidioso es que no esta satisfecho con lo que tiene, siempre quiere más. Dando origen a la codicia y a la ambición desmedida.
¿Un cuento o un chiste, una parábola o un que…?
La mamá de pepito acaba de comprar un pastel, lo pone en la mesa, pepito ve el pastel, le pide un pedazo de pastel y le contesta la mamá:
“más al ratito que llegue tu hermano de la escuela te doy tu pedazo de pastel, Pepito”.
Llega el hermano de la escuela y pepito ve que la mamá está partiendo una rebanada de pastel y se le acerca:
Pepito: mamá que pedazote de pastel tan grandote le estás dando a mi hermano.
Mamá: este pedazo de pastel no es para tu hermano, es para ti, pepito.
Pepito: hay que chiquito está, éste “pedacillo” de pastel.
ALGUNAS HIPOTESIS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA ENVIDIA
La envidia, es una emoción angustiógena, es decir no estoy tranquilo en el momento en que envidio. Deseo eso que estoy viendo. Cuando me defiendo de la envidia es precisamente para darme tranquilidad.
La envidia es una emoción desgarradora, que mueve todas las fibras del ser humano, o de un grupo.
El primer movimiento de la envidia es que deseo lo que tiene el otro. Para nada tomo en cuenta al otro. Nos queremos apropiar de lo otro. Y decimos es mío. Poco a poco nos enseñamos a diferenciar lo que es mío de lo que no es mío. Entonces decimos eso debe ser para mí.
Así que el siguiente paso es “lo quiero para mi”
Creo que el problema de la envidia es que no tolera que el otro tenga algo que yo no tengo de primera intención. Al no tolerar me lleno de coraje, de tal manera que cuando lo tengo lo destruyo.
Otra vez. Es como si el envidioso dijera “ni para ti ni para mí”. La verdad es que reconozco que no es mío, pero como además busco destruir entonces digo ni para mí ni para ti. Es una racionalización para encubrir mi envidia, es decir miento para quedarme con lo que no es mío.
¿Recuerdan la siguiente historia?
“La verdadera madre del niño, conmovida por la suerte que iba correr su hijo, dijo al rey:
“Por favor, mi señor, que le den a ella el niño vivo y que no lo partan,”
Pero la otra dijo:
“No será ni para ti, ni para mi… ¡que lo partan!”
1 REYES 3-26 LA BIBLIA
La envidia surge del egoísmo del ser humano. Es una emoción egoísta, donde el otro no es tomado en cuenta como alguien diferente a mí, como alguien digno de poseer eso que es de él. Simplemente el envidioso no tolera que tenga algo que yo no tengo.
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