Freud se detiene en fenómenos en los cuales el yo no se reconoce como agente, donde ve esfumarse la unidad: sueños, actos fallidos, síntomas. Es justamente el punto donde la imagen se pierde y no hay Saber que responda.
Es en el tropiezo del discurso donde se ubica la irrupción del inconsciente.
Cobra la forma bajo el aspecto de una pérdida, de un encuentro fallido. El sujeto no puede enterarse de lo que sabe inconsciente.
La Verdad funciona como causa en tanto no puede decirse nada sobre ella, es decir, es puramente subjetiva e inconsciente.
Es un saber es descifrar el inconsciente.
Es un Saber que epistemológicamente detenta el psicoanálisis. Pero también es un saber de aquél que realizando un discurso, cuando termina una frase es sorprendido por la risa de su destinatario.
En discursos políticos son numerosos los ejemplos. Se dan en llamar ACTOS FALLIDOS.
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