En la imagen que uno otorga se pone en acto el papel del espejo. Imagen especular-dice Lacan- que se produce entre la madre y el niño hasta los dieciocho meses de éste. El niño no se distingue del cuerpo de la madre en un espejo.
Al descubrirse el ser humano queda preso, capturado en su propio reflejo.
En la vida adulta la función imaginaria se anuda a la función simbólica del discurso y a lo real, que no debe entenderse como realidad sino como lo imposible de asir.
¿Qué queda sin asir en el discurso? Lo que la palabra y la imagen no logran transmitir.
El imaginario se apoya en el señuelo, en lo observable, en las imágenes y su función es obturar lo que lo simbólico, el lenguaje ha producido.
Son áreas o disposiciones de la psiquis en las cuales predomina el procesamiento de la información visual.
El registro imaginario (o de la imagen) es precedente al registro simbólico. Lo antecede.
En Freud diríamos primero se encuentra en el infante la percepción y luego en proceso de elaboración secundaria: la palabra.
Lacan subraya que, que si bien el imaginario es una dimensión creativa, puede ser también la dimensión del engaño.
La sugestión o fascinación (aunque es correcto señalar que fascinar es un acto que se hace en animales inferiores al ser humano) opera en el registro de lo imaginario, cuando la capacidad crítica del registro simbólico está poco desarrollada o se encuentra distraída o fatigada.
Es así que la imaginación, requiere de la actividad conjunta de la dialéctica, del registro de lo imaginario y del registro simbólico.
El hilo de Ariadna lo encontramos en:
1-en una comunicación gesto y habla trabajan conjuntamente.
2-producen efectos subjetivos en el interlocutor y a la vez podemos rectificar nuestro discursos según las intervenciones del receptor (sean gestuales-imagen, sean verbales-simbólico)
Para obtener una respuesta específica de nuestros interlocutores se debe priorizar que la imagen es previa al lenguaje, caracteriza estructuras inconcientes que quien expone una alocución debe tenerlas concientes, para hablar de eficacia en la transmisión. Ejemplo de ello son las publicidades en donde priman imágenes a frases y capturan la pulsión escópica.
Otro ejemplo es la atracción que ejercía Hitler a través de un discurso Fascinador, arrastrando masas. Según diversos sociólogos, Hitler aseveran que su voz era aflautada, sin embargo creó la imagen de una Alemania unificada, en un momento histórico en donde la economía se sentía amenazada por el crecimiento económico y social de los judíos.
VOZ y MIRADA ACTÚAN como señuelos en la sugestión.
Con lo expuesto hasta aquí son fundamentales dos conceptos EL YO Y EL INCONSCIENTE.
Siguiendo a Jung el yo es el punto focal de la consciencia.
Es el portador de nuestra consciencia consciente de existir, así como el pensamiento permanente de identidad personal.
Es el organizador consciente de nuestros pensamientos e intuiciones, de nuestros sentimientos y sensaciones.
Percibe significados y evalúa valores.
Para Freud el inconsciente es una instancia a la cual la consciencia no tiene acceso pero se revela en sueños, lapsus, chistes y actos fallidos entre otras formaciones del inconsciente.
En este punto es esencial entender que al escuchar o al dar un discurso existe la posibilidad de influir conscientemente en nuestro interlocutor. No solo a través de la palabra sino por ser el yo intuitivo, a través de la imagen que es la vía más receptiva de los mecanismos inconscientes.
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