Hasta aquí hemos intentado conceptualizar al estrés, diferenciando a los estímulos estresores de las reacciones ante el mismo, y en todo caso, hemos vertido la idea de la subjetividad, o sea, que si bien existen estímulos que por intensidad, frecuencia o constancia son causales de estrés, es por sobre todo la subjetividad lo que hace que determinado estimulo produzca o no distrés en el sujeto.
Para ejemplificar diremos el ruido de una discoteca en una fiesta. Es bien sabido que el ruido es un causal de estrés, pero seguramente promoverá diferencias notorias a las personas que están en el recinto dispuestas a divertirse que en las otras personas que habitan las casas linderas, y que pretenden descansar. Esto es una generalidad, luego, habría que revisar las particularidades, por ejemplo, si a un sujeto que está en la fiesta le duele la cabeza o acaba de romper una relación de pareja tendrá probablemente mayor posibilidades de aumentar el distrés, en tanto si en la casa lindera, una persona está festejando su aniversario, tal vez pueda utilizar ese estímulo para recrear algún tiempo de su experiencia, disminuyendo el distrés y favoreciendo el eustrés.
Dicho esto, se infiere que es difícil arribar a generalizaciones efectivas y únicas respecto a la prevención o al tratamiento, siendo como en otros temas humanos la contingencia la constante.
Pese a ello, iremos recorriendo distintos aspectos a fin de poder revisar lo relativo a la prevención.
Los tres parámetros a tener en cuenta son:
La vivencia subjetiva ante determinados estímulos, o sea las percepciones, implicando una valorización cognitiva y emocional del conjunto estimulante vivido.
La conducta resultante ante estos estímulos, o sea las reacciones generadas. A través de conductas adaptativas se influye sobre estrés mismo, reduciendo su alcance.
La anticipación, mediante la percepción y revisión adecuada, como freno para aliviar los efectos estresantes (un ejemplo es la reducción de fuentes o ruidos). Un conocido autor de libros de autoayuda, mencionaba “si todo sale mal… ¿cual es el estrés?”, siendo que este cambio de situación del estímulo, descategoriza su alcance, siendo equivalente a la reducción de sus posibles efectos. Es probable que un alumno que no haya estudiado para un examen sienta menos estrés que aquel que estudió la mitad del programa, siendo las expectativas y riesgos mayores en el segundo.
En una lectura lineal, se infiere que si se potencia la atención y el registro de sí mismo, cada individuo es, de algún modo, responsable u orientador de su profilaxis anti estrés, sin embargo y en la práctica se suelen no reconocer algunos signos y modalidades de relación entre estímulos y reacción, observándose la repetición de conductas inadecuadas, produciendo los mismos “errores” ante situaciones análogas. La causa principal de esta falta de registro es que nuestro psiquismo funciona con algunos aspectos concientes, si se quiere manejables y muchos otros, inconscientes, los cuales actúan más allá de nuestra entera voluntad, y a los que accedemos indirectamente.
A modo de ejemplo, un paciente al que le estresaba negativamente el tránsito, trabajaba constantemente de conductor de vehículos de alquiler. Estos trabajos debía suspenderlos a cada tiempo, por los malestares físicos que la tarea le generaba, repitiendo la búsqueda a la misma área. Al concientizarse en la psicoterapia sobre esta repetición incesante, el sujeto orientó su búsqueda en tareas de venta en un local, disminuyendo considerablemente los efectos de su estrés. Las razones inconscientes del sujeto frente a esta búsqueda repetitiva, exceden a la propuesta del curso, perteneciente a su vez, a su individualidad y al acervo del secreto profesional.
Ante el fracaso de la auto profilaxis anti estrés, y el surgimiento de los primeros malestares, lo que se observa con mayor frecuencia es el uso substancias que si bien no reduce el estrés, aumenta las gratificaciones como “mensajeros alegres” distrayendo aún más al sujeto estresado.
Las sustancias que más se utilizan son desde las más inofensivas a las mas peligrosas, o sea desde dulces, chocolates, calmantes, café hasta tabaco, alcohol, drogas etc., condenándose a sí mismo a una "Montaña Rusa", en la que veces la persona se sentirá bien, a veces mal pero nunca logrará el equilibrio.
¿Se Puede Medir El Estrés?
Además de los síntomas y signos que hacen inferir que una persona está padeciendo las consecuencias mismas del estrés, y los registros subjetivos sobre el particular, existen actualmente varios test específicos que facilitan el diagnóstico temprano del estrés y con ello la prevención de futuras afecciones que comprometan la salud física, psíquica o social del sujeto evaluado.
Si bien existen varios test en el mercado con buenos resultados, en lo personal y profesional tengo buena relación con el ISRA, Inventario de Situaciones y Respuestas de ansiedad (Tobat – Vindel), dado que es una técnica interesante en administración, aplicación y contenidos, proveyendo resultados confiables, con orientación específica sobre los niveles de estrés y las áreas de mayor compromiso, lo que permite diseñar los posibles tratamientos o formas de resolución.
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