Un problema común que tiene la gente es que, por lo general, si bien es posible preveer ciertas circunstancias nunca sabemos lo que la vida nos va a deparar —en consecuencia, será muy tarde recordar que es necesario una tarjeta de memoria extra o una batería de repuesto en medio de la Capilla Sixtina—. Es aquí cuando los accesorios entran en juego. Sin dudas, los accesorios pueden ayudarte a completar y ensalzar la experiencia de tomar fotografías otorgándote aquello que no sabías que necesitabas para obtener la toma perfecta.
Tal vez sea éste el accesorio más subestimado por los fotógrafos novatos o amateurs. Sin embargo, una funda no sólo es la mejor manera de proteger la cámara (que fácilmente puede superar el costo de los $1000), sino que también es el accesorio ideal para tener todos los componentes que en cualquier momento puedes necesitar. Con bolsillos y compartimientos extras, y una correa resistente, podrás estar seguro de no dejar nada que puedas necesitar y, al mismo tiempo, tener tus manos libres mientras andas en bicicleta por los senderos de una montaña. Desde luego, es también la mejor forma de identificar a un turista en tierra extranjera, pero sin dudas los beneficios son mucho mayores.
Los trípodes son usados comúnmente para minimizar los temblores asociados a las tomas nocturnas, las tomas a grandes distancias, a las largas sesiones fotográficas en las que hay que hacer muchas otras cosas aparte de capturar la escena. Por su utilidad y por su facilidad de transporte, sin dudas se convierte en un accesorio que todos debemos tener.
Hay bastantes tipos y modelos de trípodes, desde miniaturas para colocar nuestra cámara sobre el piso o sobre una mesa, hasta sólidos trípodes que alcanzan alturas de más de 2 metros sobre el nivel del piso y que soportan cámaras de hasta 20 Kgs.
El uso de un trípode es recomendable para cuando tomamos fotografías con velocidades más bajas de 1/30 de segundo.
Para activar el disparador de una cámara montada en un trípode es recomendable hacerlo con un control remoto o con el temporizador de la cámara para evitar el movimiento cuando presionamos el disparador.
Las lentes suelen no ser tenidas en cuenta por el usuario común, siendo adquiridas en general por profesionales o aficionados serios. Sin embargo, tienen algunas aplicaciones que pueden resultar muy interesantes para cualquier tipo de usuario.
El lente gran angular sirve para tomar un grupo grande de personas a corta distancia, y es ideal también para fotografías de paisajes. La distancia focal de estos lentes en equivalente de 35mm tiene que ser menor a 50mm. Los lentes telefoto tienen una distancia focal superior a los 50mm y sirven para hacer tomas a distancia —escenarios naturales como el Gran Cañón o un safari por el Serengeti—. Los filtros se insertan en la parte frontal del lente y distorsionan o afectan la luz que ingresa a través del sensor de luz de la cámara. Otro filtro a tener en cuenta es el polarizador. Al usar un filtro polarizador se reducen e incluso eliminan reflejos en superficies —valga la redundancia— reflectantes, excepto aquéllos provenientes del metal. Estos filtros llevan un doble aro: uno de ellos es fijo, mientras que el otro gira y hace girar el plano de polarización. De esta forma, se puede conseguir, dependiendo de la calidad del filtro, la completa eliminación de los reflejos. En muchos casos, es posible reproducir estos efectos con algunos programas que alteran la imagen y trabajan sobre el espectro de colores. Sin embargo, generalmente hablando, mientras menos edición tengas que hacer a posteriori, más fácil será para ti la experiencia de la fotografía.
A la hora de viajar (o simplemente al salir de casa por la mañana), planifica en tener un pack de accesorios para viajes: baterías adicionales o un cargador en caso de que la batería se muera, un flash externo, una o dos tarjetas de memoria extras por si te quedas sin espacio. Muchos fotógrafos creen conveniente tener un mix de tarjetas de distintas capacidad —la tarjeta grande para el almacenaje principal, la mediana a modo de back up con la capacidad suficiente para soportar un día de trabajo, y la pequeña para guardar una docena de tomas en una emergencia—.
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