La crianza del caracol es muy exigente en cuanto a la
higiene. Con la limpieza periódica de las cajas es casi nula
la posibilidad que contraiga enfermedades.
Las cajas deben
ser lavadas 3 veces por semana, solo con agua (ningún
producto químico debe ser usado).
Ciertos hongos pueden atacarlos, más solo si encuentran
condiciones de poca higiene. Es el caso de Fusarium, un
micro hongo que puede parasitar los huevos en incubación,
estos adquieren una coloración café con leche o rosada, y
se pierden.
Hay también una bacteria, la Pseudomona aeruginosa, que
provoca una especie de parálisis al caracol. El no puede
salir completamente de su caparazón, desprende un olor
semejante a la fermentación y muere, no hay cura. Se debe
retirar los caracoles muertos y los restos de comida.
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