Es triste tener que decirlo, pero muchos padres han enseñado a sus hijos cosas que eran malas, y sus hijos por agradar a sus padres lo hicieron, puede haber sido en cualquier etapa de sus vidas, o siempre, y hoy están lamentando el hecho de seguir el camino de sus padres. Hijos que han robado, matado, traficado, vendido sus cuerpos, y muchas otras terribles cosas, por obedecer a sus padres, ya que ellos eran sus autoridades, y debían obedecerlos.
Como padres tenemos el deber moral, de educar a nuestros hijos para el bien; y ningún padre bajo ningún concepto, debe obligar a sus hijos a cometer actos prohibidos por la ley, la sociedad, e incluso por la patria, sometiéndole a amenazas, a agresión verbal o física, a manipulación o extorsión, soborno, o ningún otro tipo de imposición directa e indirecta, por ser el padre o la madre, respectivamente.
Es por ello, que todo el peso de la ley debería recaer sobre estos padres inescrupulosos, que aprovechan de la infancia, inocencia, y la necesidad de los hijos, para perjudicarlos, dañarlos y usarlos para sus beneficios económicos o de cualquier otra índole.
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