Nos puede ayudar para entender esto ver un caso muy simple como ejemplo:
“María tiene 35 años y vino a consultar porque desde hacía un tiempo se sentía bastante bajoneada y no sabía por qué. Le pedí que me relatara algún acontecimiento en el que se hubiera sentido angustiada en los días anteriores que pudiera recordar y me comentó que el día anterior luego de cortar por teléfono con su marido sintió mucha angustia. Había ocurrido que ella lo había llamado al trabajo durante la tarde, y él luego de hablar un momento le comentó que tenía que cortar porque debía asistir a una reunión de su empresa. Al cortar con él ella comenzó a pensar que él siempre le hacía ese tipo de cosas, que quizás ella para él no era importante, que lo que a ella le ocurría a él no le importaba, que le debía resultar aburrida, etc, y así continuó con un pensamiento tras otro hasta que su malestar fue muy grande”.
Lo que hicimos con María fue trabajar estos pensamientos que no solo la hacían sentir muy mal si no que no le permitían ser en su vida la esposa y mujer que ella misma deseaba.
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