Este método lleva el nombre del autor que lo describió por primera vez. Es uno de los más eficaces para inducir en trance profundo, incluso en los casos en que otros métodos han fallado. Consiste en hipnotizar y despertar al sujeto en situaciones rápidas y consecutivas.
La experiencia ha demostrado que cada hipnotización lleva a una mayor sugestionabilidad del sujeto y favorece la inducción de un trance más profundo en la tentativa siguiente.
Janet observó, en los casos en que el sujeto es despertado bruscamente, que se manifiesta una tendencia a permanecer cierto tiempo en estado hipnótico.
Weitzenhoffer confirma este criterio. Sostiene que la hipersugestionabilidad que resulta de la inducción al trance, perdura en estado de vigilia unos treinta minutos. Pero aconseja, para hacer más eficaz tal fenómeno, comenzar así:
“Dentro de poco te despertarás. Apenas abras los ojos te encontrarás pesado como el plomo y sentirás mucho sueño. Intentarás estar despejado, pero no lo conseguirás, pues tus ojos te pesarán cada vez más y estarán cansados hasta que los cierres. Sentirás sueño y te notarás entumecido. Cuando cierres los ojos, dormirás con un sueño mucho más profundo que el de ahora. Voy a contar hasta tres. Cuando acabe, abrirás los ojos. Pero estarás tan entorpecido y abotargado que no podrás tenerlos abiertos mucho rato y volverás a dormirte otra vez, pero más profundamente que ahora. Uno, dos, tres... ¡Despierta!”
En general el paciente sigue con los ojos extraviados en la misma posición y sin hacer ningún movimiento. Se le deja tranquilo unos quince segundos y luego se continúa:
“Te sientes cansado y adormecido. Fatiga tener los ojos abiertos, ¿verdad? Tus ojos están cansados, cansados, pesados, llenos de sueño; ciérralos y déjate caer. Muy bien. Ahora tus ojos se han cerrado. Duerme..., duerme..., duerme tranquilo hasta que yo te despierte...”
Este procedimiento se repite varias veces, hasta que el sujeto consigue un trance bastante profundo. En ese instante se dan sugestiones de catalepsia del brazo. Al infundir sugestiones, en vez de retar al paciente, se acude a estos recursos:
“Ahora no puedes doblar el brazo. Si lo intentases no lo conseguirías, pero tú no tienes intención de probarlo; sólo quieres dormir, relajarte, dejarte caer..., dormir profundamente, cada vez más profundamente...”
(Es decir, las sugestiones que se le den al paciente, deberán ser sugestiones como la descrita arriba. Sugestiones que surtan efecto, no porque el hipnotizador se lo ordene, sino porque el sujeto no tenga intención de probar que es falso.)
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