Las víctimas de abuso físico, sexual o psicológico, pueden ser propensas a tener problemas de salud como lesiones, depresión, consumo de drogas e incluso enfermedades crónicas.
El abusador y la víctima sólo dejarán de jugar sus roles si comprenden que ese tipo de relación no es saludable y deciden que no quieren ocupar más dicho rol.
Una persona no debe decidir en lugar de otra, porque eso no es sano. Tanto el abusador como la víctima tienen la opción de elegir seguir adelante con esa manera de relacionarse o buscar maneras alternativas y adecuadas para mantener su relación.
Cuando se es parte del problema, es difícil tener la suficiente objetividad como para hallar una solución. Lo ideal es hallar las soluciones en conjunto, ya que es un problema que involucra a dos personas por igual; no implica que una de ellas sea la responsable exclusiva de encontrar la solución.
En el abuso emocional, hay dos o más participantes que son responsables de que el abuso ocurra. La responsabilidad es compartida, al igual que la “obligación” de buscar una solución, conjuntamente.
Durante la terapia se irá construyendo una nueva historia, en la que se replantearán los límites individuales, redefiniendo las respectivas funciones y los espacios personales. El terapeuta representará el nuevo nexo impulsor, en la búsqueda de nuevos caminos relacionales.
Para prevenir y tratar el abuso:
- Hay que darse cuenta y tomar conciencia
- Evitar engañarse a sí mismo
- Informarse adecuadamente
- Evitar participar del abuso
- Utilizar los recursos de la comunidad
- Buscar ayuda profesional. Ya sea a través de terapia grupal o individual. La finalidad de estas terapias es lograr que la persona se sienta superviviente y no víctima o humillada. La terapia le permitirá manejar el trauma, establecer una sensación de control sobre su cuerpo, mejorar la autoestima y dejar de sentirse sola y aislada.
- Compartir la situación con otras personas que puedan aportar soluciones o puntos de vista diferentes
- Conocer los propios puntos débiles (baja autoestima, el ser tan manipuladores como ellos, inseguridad, carencia afectiva, ansiedad ante la evaluación, etc.).
- Reforzar dichos puntos para que no se aprovechen de ti (buscar ayuda profesional, trabajar con la seguridad, no querer salirse siempre con la tuya, aceptar las pérdidas emocionales y físicas).
- Tomar la decisión de cambiar.
- Aprender a ser asertivos
- No empeñarse en querer cambiarles. No tienes que ser el salvador de nadie, sólo compañero/a.
- Tener siempre presente la posibilidad de terminar la relación o alejarte (si se trata de la familia).
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