Esta de mas decir que en las cuatro estaciones del año hay una gama infinita de flores diferenciadas por su forma, naturaleza e idiosincrasia.

Al querer agruparlas en arreglos decorativos, justo es que se desee destacar al máximo la belleza de cada una de ellas. Jamás pondremos los gladiolos, lirios o cualquier otra flor que como estas se yerguen naturalmente con tanta gracia, en posición excesivamente inclinada.

Esto otorgaría una tambaleante sensación de desequilibrio. En cambio, tratándose de glicinas o enredaderas de tallo flexible, las decoraremos en forma tal que nos recuerde la sutil suavidad con que se doblan bajo la brisa.

Concretamente: el estilo ikebana a elegir depende:

a) de la posición que ocuparán dentro de la pieza
b) de la altura o sentido del mueble, y
c) de las características de las flores.

Todos estos factores juntos han creado varios estilos, cuyo estudio nos permitirá adaptarlos en cada ocasión.

ESTILO VERTICAL

El conjunto se eleva verticalmente. La rama guía se ubica atrás, la auxiliar inclinada unos 45 grados con respecto a la guía y la tercera con una inclinación de 60 grados aproximadamente.

En cuanto a la orientación de las ramas, la auxiliar y la tercera se abrirán 30 y 45 grados hacia la izquierda v la derecha respectivamente.



En el esquema tenemos un ejemplo de decoraciones en base a calas. No solo es interesante ver que la longitud de las flores debe ser visiblemente distinta entre si, sino que las hojas que la acompañan (3, 5 ó 7 —se prefieren los números impares—) también tienen una altura dispar que da movimiento al conjunto.

Las hojas muy tiernas de las calas, absorben el agua con dificultad, por lo que es preferible usar las que están desarrolladas. El tamaño demasiado grande de estas no es obstáculo pues quitando con la tijera una franja paralela al borde de la hoja, no se pierde en belleza y se gana en lozanía.

Las hojas de cyca forman el conjunto guía. Una de ella ha sido modificada, ya que ambas formaban parte de una sola hoja de gran tamaño.

Al dividirla en dos, lógicamente una de ellas aparecía trunca, por lo cual fue necesario retocarla con una tijera, afinando su extremo para lograr un efecto semejante a la hoja natural. Las dos flores de Anthurium cierran el conjunto ocupando el lugar de la llave. La cerámica que contiene este arreglo, tiene una interesante forma triangular de marco estilizado.