En toda organización, hay diferentes tipos de personas; personas de las que nos sentimos profundamente identificados, y personas, de las que sentimos rechazo o desagrado. Así como todo líder, puede ser apreciado por algunos y odiado por otros, así también todo subalterno, puede ser alguien sumamente agradable para el líder, o por el contrario ser alguien que cause desagrado continuo al líder.
Pero, a pesar de estas diferencias, que pueden existir entre los individuos, el líder, debe ser una persona totalmente objetiva e imparcial dentro de la organización, no es permitido que un líder favorezca mas a unos que a otros, castigue severamente una actitud a un subalterno, pero a otro que haya incurrido en la misma falta, le deje sin castigo, que sea amable con unas personas y desagradable con otras, que haya favoritismo, que le permita atribuciones a algunos de los que el se siente agradado, sobrevalore a unos, y desvalorice a otros conforme a sus sentimientos, el líder no debe caer jamás en estas desigualdades.
Estas cosas son severamente juzgadas en las organizaciones, porque no debe haber favoritismo, ni preferencias, ni ningún otro tipo de injusticia, que le permita al líder, tratar de manera diferentes a los subalternos, por cosas personales.
El líder, no debe mostrar ante el grupo, de que hay algunas personas que el esta dispuesto a beneficiarlas como de lugar, pero a otros está dispuestos a excluirlos de su circulo íntimo. Simplemente el líder debe ser parcial, y poner a un lado, sus sentimientos, emociones, preferencias, y relaciones extralaborales.
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