Una de las cosas más confortantes que le puede pasar a un ser humano es enfrentarse a situaciones, y paralelamente, confortarse al escuchar las vivencias de personas que también vivieron esa misma situación y pueden aportarnos soluciones previas, ayudas, y sugerencias, en base a sus propias experiencias vividas.
Estas personas nos facilitan la oportunidad de no pasar por sus mismas experiencias dolorosas y traumáticas, gracias a su ayuda basada en sus anécdotas y situaciones privadas a las cuales nadie tiene acceso, a menos que sea para ayudar a otros.
Es preciso que cada una de nuestras situaciones privadas las sometamos a estudio individualmente, y nos permitamos aprender de ellas. Esta manera de interactuar con nuestras situaciones personales, positivas o negativas, nos permitirán aprender más, crecer como personas, y ayudar solidariamente a otros que pueden pasar por lo mismo, e incluso a los que están a punto de vivir, algo que hayamos vivido.
Nuestras experiencias tienen la facilidad de brindarnos herramientas para toda la vida, y esas herramientas las podemos compartir con otros, y nos aportarían aun mayores resultados, ayudar a otros, siempre nos trae satisfacción interna, y aumenta nuestra autoestima. Saber que lo que hayamos vivido, bueno o malo, resultó en ayuda a otras personas.
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