Este autor, también citado en la pagina web mencionada, sostiene la teoría de la reversión, basada en el arousal y partiendo de la teoría de la reversión de Apter. Para Brown las pulsaciones del jugador aumentan cuando está jugando; el juego es excitante y para algunas personas esta excitación es un reforzador. La activación es significativamente mayor en los jugadores patológicos (Leary Y Dickerson). Incluye en su teoría como elemento importante la búsqueda de sensaciones de Zuckerman y dice “La repetición constante de experiencias de fuerte activación en jugadores regulares durante largos periodos de tiempo puede producir efectos de condicionamiento pavloviano y si los jugadores patológicos se hacen adictos a algo, puede ser por la propia activación y sus efectos físicos y psicológicos”.
McCormick Y Ramírez
La página web www.azajer.com también cita a McCormick y Ramírez (1988, págs. 141, 215-218.) quienes identifican 5 factores que pueden dar lugar al juego patológico: Una predisposición biológica, un fracaso en la socialización, vivencias estresantes en las primeras etapas de la vida, determinadas variables de personalidad y situaciones estresantes recientes. Cuando la persona sufre un malestar psicológico (estrés, depresión...) y no tiene las habilidades de afrontamiento necesarias, puede buscar las conductas adictivas como modo de hacerles frente.
La elección de jugar como conducta adictiva dependerá de la exposición y accesibilidad al juego. Una vez que la persona descubre los efectos reforzadores del juego, volverá a buscar esta actividad cada vez que tenga un estado de ánimo desagradable. Irá aumentando cada vez más su juego, hasta que llega a entrar en un circulo vicioso: estado de necesidad (Ansiedad, aburrimiento....), juego, rebote más intenso del estado de ansiedad, más juego.
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