Se refieren a aquellas características de la personalidad del individuo que le predisponen a utilizar el juego como vía de escape a sus problemas de ansiedad, búsqueda de sensaciones, ocupación del tiempo libre u otro tipo de adicciones.
Además de la exposición al juego, factores inherentes al propio jugador inciden en el desarrollo de la enfermedad. A nivel personal intervienen elementos de su individualidad y en concreto su debilidad frente a los móviles instintivos que le tientan desde la propia naturaleza, tales como la ambición, el afán, el gusto por el riesgo, baja tolerancia a la frustración y la susceptibilidad al aburrimiento; no se excluyen otros factores psicológicos como depresión, ansiedad, estrés, autoestima, autocontrol, dependencia. Dichas variables son fundamentales al indagar sobre la etiología adictiva. De igual manera habría que tener en cuenta otros elementos como la activación, el estrés, la ansiedad, la dependencia, la autoestima y la relación de éstas con la depresión. Por su parte, el factor biológico supone que el responsable del mantenimiento de la conducta del juego es un nivel de activación anormal. La página electrónica www.azajer.com, cita a Jacobs (1986) y su “La teoría general de las adicciones” para decir que en el síndrome de Personalidad adictiva (APS), los sujetos con alteraciones crónicas de la activación psicofisiológica corren mayor riesgo de adquirir dependencia, lo que contribuye al alivio de su situación de estrés crónico.
Como parte de los factores predisponentes de riesgo al juego patológico se incluye el elemento aprendizaje; se propone que la conducta de juego patológico es desarrollada por el hecho de la exposición a éste, acompañado de un aprendizaje por modelado tomado de los padres o personas cercanas.
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