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Bien, finalmente esta todo listo y en orden, y podemos comenzar a dar placer a través del masaje.
Para empezar, masajeamos las piernas, el abdomen, los muslos y los pechos de nuestra pareja, en forma gentil y muy suavemente, creando mediante el toque suave un preludio relajante al momento en que entraremos en contacto con el Yoni propiamente dicho.
Ahora necesitaremos un aceite de alta calidad o un lubricante, del cual colocaremos una pequeña cantidad en el montículo del Yoni. La cantidad debe ser precisa, no demasiado ni muy poco, lo justo para que se derrame sobre el labio exterior y cubra la totalidad de la parte externa de la vagina. Lubricantes de alta calidad pueden encontrarse en el mercado, especialmente fabricados para este tipo de actividad. Pueden conseguirse en sex-shops, revistas especializadas, por Internet, negocios de ropa erótica, etc.
Importante: Nunca mezclar productos que tengan como base el aceite con látex
Comenzamos masajeando suavemente el montículo del Yoni, así también como los labios externos. Con mucha suavidad, teniendo en cuenta que es una zona especialmente sensible del cuerpo de la mujer, tomamos el labio exterior entre nuestro pulgar y nuestro índice, apretando apenas, con mucha delicadeza, y recorriendo todo su largo en forma ascendente y descendente, a lo largo de los dos labios. Sin apurarse.
Luego hacemos lo mismo con los labios interiores, en la misma forma, y aun con mas suavidad.
Atención: Es importante, como se pueden imaginar, no apurarse, sino tomarnos el tiempo necesario. Debemos relajarnos y disfrutar el masaje, de otra forma no tiene sentido lo que estamos haciendo. Dar el masaje debe ser un placer tanto para la mujer como para el hombre.
La persona que esta recibiendo el masaje puede simplemente relajarse y dejarse fluir, o puede tener un papel mas activo, masajeándose a sí misma los pechos. Siempre debe recordar mantener la respiración profunda y continua, sin interrumpirla en ningún momento, siempre relajada y relajante.
Para aumentar las sensaciones y el vinculo que se crea entre dador y receptor, estos deben mirarse a los ojos tanto como sea posible, manteniendo la relación tan activa como sea posible.
La receptora puede, por supuesto, comentar al dador las sensaciones que percibe y como el masaje la esta afectando, diciéndole si la presión, velocidad, suavidad, profundidad, etc, son las correctas o como hay que modificar, aumentar o disminuir cada variable.
Importante: Por mas que se pueda hablar, deberíamos mantener la conversación al mínimo, simplemente tocando los temas referidos a las sensaciones placenteras que provienen del masaje en sí mismo. El foco debe permanecer en él, ya que de perderlo, también se pierde el foco de las sensaciones y el efecto del masaje disminuye considerablemente.
Luego de terminar con los labios, pasamos a masajear el clítoris, con movimientos suaves y controlados, tanto en el sentido de las agujas del reloj como en el opuesto, dando pequeños golpecitos de vez en cuando. Tomamos el clítoris suavemente entre nuestros dedos y lo presionamos suavemente. Esto, sin dudas, excitara a la receptora, pero debemos recordarle que se mantenga relajada y respirando regularmente.
Con muchas suavidad, introducimos nuestro dedo medio de la mano derecha dentro del Yoni. Con mucha delicadeza, exploramos, masajeando suavemente, el interior de la vagina. Nos tomamos nuestro tiempo, lo hacemos con calma, no hay porque apurarse ni aumentar la velocidad enloquecidamente. Hay que ir variando la velocidad, la fuerza, la forma y la presión de los movimientos que vamos realizando.
Recordar siempre que lo que estamos haciendo es un masaje, y que la idea principal es nutrir y relajar el Yoni.
Importante: debemos usar la mano derecha, no la izquierda. Recordar esto, ya que se relaciona directamente con la polaridad en el Tantra y es de suma importancia para el buen resultado final.
Giramos nuestra mano, haciendo que la palma quede mirando hacia arriba, siempre con el dedo medio dentro del Yoni. Entonces movemos nuestro dedo medio, como si estuviésemos pidiendo a alguien que se nos acerque, llevándolo desde la posición extendida hacia la palma de nuestra mano, doblándolo lentamente y sin hacer excesiva fuerza. Este movimiento nos debería permitir ubicar una zona de tejido esponjoso que se encuentra justo debajo del hueso pélvico y detrás del clítoris.
Este es el famoso punto G, conocido en el tantra como punto sagrado. Sobre el tema se han escrito muchos libros muy buenos y que nos pueden dar mucha información confiable al respecto.
En este momento, nuestra pareja puede sentir placer, dolor, ganas de orinar, etc. Debemos, nuevamente, ir probando y cambiando el tipo de movimiento que realizamos con nuestros dedos, así también como la velocidad, la presión y el patrón. Podemos hacerlo en círculos, de adelante hacia atrás o de un lado hacia el otro.
También podemos insertar el dedo que se encuentra al lado del medio, pero siempre con el consentimiento de nuestra pareja, para todo lo que hagamos. En general, esto no debería ser un problema y la estimulación de dos dedos sólo debería ser un mayor nivel de placer y excitación para la mujer.
Como siempre, nos tomamos nuestro tiempo, sin apurarnos y realizando todos los movimientos con suavidad y mucho cuidado, de la forma lo más gentil posible, o aun más.
Podemos seguir estimulando el clítoris con el dedo pulgar de la mano derecha mientras hacemos esto.
Otra posibilidad, que también deberemos consultar con la persona que esta recibiendo el masaje, es introducir el dedo chiquito de la mano derecha en su ano, mientras seguimos con el masaje como se ha indicado. Si lo desea, podemos hacerlo, pero debemos tener claro que no deberemos introducir luego este dedo en su vagina, no después de haber pasado por el ano. Además, debemos usar lubricantes y ser aun más gentiles que antes.
Mientras que realizamos todo esto con la mano derecha, podemos utilizar nuestra mano izquierda para masajear sus pechos, caderas, muslos o clítoris. Si decidimos hacer esto ultimo, lo mejor es apoyar nuestra mano en el monte, masajeando esta zona con la palma, y estimular el clítoris solo con nuestro pulgar, con movimientos ascendentes y descendentes, suaves.
Esta estimulación dual es sin lugar a dudas la que causara mas placer a la receptora.
Atención: No es recomendable usar la mano libre para estimularnos nosotros mismos a la vez que la estimulamos a ella, ya que, sin lugar a dudas, perderemos el foco de lo que estamos haciendo con nuestra pareja. Además, recordemos que la idea de este masaje era darle placer y un lugar propio a ella, no para nosotros mismos. Gran parte de los beneficios de este tipo de masajes provienen de la atención que ella recibe.
Continuamos con el masaje, probando diferentes estilos, movimientos, velocidades y presiones. Sigan mirándose a los ojos tanto como sea posible, manteniendo el vinculo activo. Respiren correctamente todo el tiempo, siempre relajados y con profundidad. Sean gentiles. Muchas mujeres han sufrido de compañeros sexuales totalmente egoístas y la atención brindada puede ser un poderoso bálsamo.
Fuertes emocione pueden desatarse durante el procedimiento del masaje. El valor para ella de esto puede ser incalculable.
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