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En la sociedad actual, nada cambia en la vida de la gente sin tener que pagar por ello. Hay una industria de la ayuda al prójimo, y detrás de la promesa de mejorar la calidad de vida, se mueve un comercio próspero de indudable penetración, armado con tanto conocimiento de las necesidades del mercado, y de la psicología a aplicar, que no deja de asombrarme.
Ha pensado alguna vez qué redituable es todo esto? Miles de libros de autoayuda ( o sea: ayúdese a Ud. mismo, por tanto, si el método falla, la culpa es suya. El autor no se responsabiliza.) Estos libros atraen a las personas de tal modo que por el sólo hecho de adquirirlos, han dado su voto de confianza. Y tal vez el primer paso hacia su desgracia, porque el autor se presentará como curado de un cáncer habiendo prescindido de un médico y utilizando frases positivas para desterrar la enfermedad, y puede ser que se haya curado, pero Ud. no conoce la verdad de la historia: cree que eso es cierto e intentará, ante la amenaza de alguna patología, recurrir a ese método con el que tal vez, seguramente, su enfermedad progrese mientras se mira al espejo y se dice “estoy sano”. Deducción: cuando paga por un libro de autoayuda, hay algo indudable: ya le ha dado el 50% de voto de confianza al autor. De ahí en más, todo es posible. Que le crea, que ensaye ese método y que lo transmita a sus amistades, porque inevitablemente lo recomendará. Las técnicas de autoayuda son atractivas en sí, por el carácter mágico que incluyen y porque de algún modo uno siente sujeción a lo que se propone. Vienen precedidas por carteles como “el libro más vendido en el mercado” “ miles de personas han cambiado su vida a partir de...” “ sin dudas éste libro cambiará su vida” etc. etc....
No se equivoque con lo que trato de decir: una cosa es leer un libro donde encontramos sustento lógico y científico, como por ejemplo “Las mujeres que aman demasiado,” que sí ha sido un best sellers, y lo mereció, porque está basado en hechos absolutamente probados y no se propone una tarea de manejo mental para arribar a las soluciones de conflictos, sino una tarea de pensar y repensar sobre las emociones. Y es Ud. quien decide recurrir a una terapia y Ud. quien puede razonar con la autora. El libro no lo controla, ni utiliza métodos de convicción sino de orientación.
En el mercado de la ayuda al prójimo, los libros de autoayuda son sólo una parte de la industria de la manipulación. Pero ojalá fuera todo. Hay cientos y cientos de propuestas: las velas, los colores, las piedras, las fragancias, las imágenes, los ángeles, las técnicas de energía, y podría seguir con una lista infinita de métodos que utilizarán su ingenuidad y su necesidad. Y no están exceptuados los gurúes, los iluminados, los reencarnados, los que dan conferencias (a un costo impresionante) y tienen un poder de seducción tal que no deja de asombrarme. Nada de lo que transmiten, ninguna promesa, deja de ir acompañada por una suma de dinero. Cada vez que alguien paga por cualquiera de éstas cosas, está poniendo de algún modo los zapatitos en la ventana el 6 de enero, el día de los Reyes Magos. Ud. le puso alguna vez pasto y agua a los camellos que traían a los Reyes Magos? Ahora nos damos cuenta de lo absurdo: cómo pudimos creer que en 8 horas los Reyes Magos podían recorrer casa por casa todo el planeta? Que los camellos entraban en el ascensor para llegar hasta su departamento? Y Papá Noel, o la versión Santa Claus? En una sola noche millones y millones de juguetes? Lo creíamos! No pensábamos cómo hacen, simplemente creíamos.
Hay un niño dentro de nosotros cada vez que sale una novedad al mercado. Cada vez que creemos que en un frasquito se encuentran las gotas con las cuales mitigaremos los duelos, las angustias, los pánicos, y una serie de problemas emocionales. En verdad son técnicas de autosugestión, de hipnosis colectiva. Porque las emociones se encuentran alojadas en el alma.
Alma es un vocablo cuyo nombre en griego es psyche. Y el diccionario lo dá como sinónimos: alma, psiquis, mente.
El alma es la parte espiritual del hombre. Por tanto, nada que huela, nada que tome, nada que esté impreso, nada que tenga forma material (incluídas las estatuas, las imágenes, etc) podrá atravesar mi cuerpo, llegar hasta el alma y cambiar mis emociones. La psicología misma, que trata la psiquis y sus contenidos, tiene un terreno limitado por imponderables. Porque cada ser humano es único, y si bien hay técnicas basadas en lo experimental, no puede aún la psicología abarcar las excepciones.
Dios nos hizo así. Lo cree?
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