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Primeros pasos para superar el temor
 
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La mayor parte de la gente no siente temor al viaje propiamente dicho, esta tranquila durante el tiempo que el avión esta en el aire sin ningún problema, sino que su mayor preocupación se produce durante el despegue (momento clave, en gran parte por la cantidad de actividad que se puede adivinar que se esta produciendo tanto entre la tripulación como en la maquinaria) y el arribo (exactamente lo mismo).

Lo otro que produce mucho temor son las turbulencias (algo común y que no significa que el avión se vaya a caer, pero esto es casi imposible de explicar a una persona que es sensible a este tipo de temor, especialmente en el momento en que el aparato se esta moviendo mucho) o los aterrizajes que por algún motivo (que suele ser un problema en el aeropuerto, especialmente el mal clima o la niebla que limita la visibilidad) son abortados. No hay nada peor para alguien que siente miedo que una de estas situaciones.

Para esto, vamos a hacer un breve comentario sobre los primeros y más que sencillos pasos que podemos dar para aliviar o empezar a olvidar todos nuestros temores con respecto a los viajes en avión.  

1)      Información: Probablemente la mayor fuente de temor para el ser humano, sobre casi cualquier tema, es la falta de información. No hay nada que nos dé más miedo que lo desconocido, que ese elemento X que no sabemos como es y sobre el que, por este mismo motivo, no tenemos ningún tipo de control.

Lo que es conocido no puede ser temido, porque sabemos como trabaja, como utilizarlo, conocemos todas sus formas y sabemos donde puede fallar y donde no. En cambio, aquello que nos resulta extraño es una incógnita y las incógnitas son desastres que no podemos evitar esperando a suceder.

Otra cosa que hacemos cuando no tenemos suficiente información sobre el tema que sea, es proyectar aquello que conocemos sobre la incógnita, convirtiéndola en algo "conocido"... O, mejor dicho, en algo que creemos conocer, más allá de que en realidad pueda ser totalmente distinto de cómo nos imaginamos que es.

Aplicando esto al tema que nos ocupa, podemos decir que la mayor parte de nosotros suponemos que manejar un avión no es muy diferente a manejar un auto, ya que manejar un auto es lo que sabemos hacer. Por supuesto, esto es un error, ya que hay en realidad muy pocos puntos de contacto entre las dos cosas.

La verdad es que la mayor parte de nosotros no tenemos ni idea de que es lo que esta sucediendo dentro del avión. Y esto nos genera temor.

Esto no quiere decir que es necesario hacer un curso de aviación y aprendernos exactamente cada parte de la composición de un aeroplano, amen de cómo volarlo en caso de necesidad y de cómo se utiliza la maquina de rayos X y el detector de metales.

No, esto último (más allá del chiste del detector y los rayos X) es innecesario, pero no nos hará mal tener un poco de información sobre la construcción de los aviones, sobre las partes que lo componen, sobre su funcionamiento.

El despegue, la permanencia en el aire, el aterrizaje se vuelven mucho más familiares y menos atemorizante si tenemos en realidad una idea de cómo es que se producen y cuales son sus mecanismos. El piloto esta altamente entrenado y hay muchas regulaciones y monitoreo. Hay mucha seguridad y conocerla entonces nos hará sentir más tranquilos.
 
2)      La mente en otra cosa: Otra clave para no sufrir en viaje en avión es poder apartar la mente de lo que estamos haciendo en ese instante, pensar en algo diferente, distraernos con cualquier otra cosa que nos permita no enfocarnos en que estamos atravesando uno de nuestros grandes temores.

Para esto puede ser muy útil tener música, poesía, prosa, imágenes, lo que sea que nos distraiga y que además nos sirva para pasar todas esas largas y generalmente aburridas horas de viaje. Podemos armarnos un cd especialmente para viajes (con música y audiotexto, si tenemos) o simplemente llevarnos una selección de nuestros preferidos

3)      No estamos solos: No, no queremos decir que haya extraterrestres allá fuera esperando a que estemos en el avión viajando para hacer su aparición en nuestras vidas, como podría pasar en una serie de televisión o en alguna película de ciencia-ficción, sino que siempre hay gente alrededor de nosotros con la que podemos compartir nuestros temores y dudas y de esa forma poder reducir un poco el temor que nos aqueja.

No hay que mantener nunca nuestros temores en secreto, sin dejar que los demás sepan que es lo que nos esta pasando. Nadie nos puede ayudar si no saben que estamos teniendo un problema, así que el ocultarlo solo nos lleva a que no tengamos nadie en quien apoyarnos y a que estemos realmente solos, lo cual lo único que hace es potenciar nuestros peores miedos.

Mucha gente tiene más temor a la vergüenza de tener que admitir que tiene miedo (o peor, de hacer algún tipo de "papelón" por causa de ese temor") que del temor verdadero a volar.

Tenemos miedo de perder control de nuestras emociones y no ser capaces de actuar como lo hacemos normalmente, de mostrar demasiado que no estamos pasando un buen momento.

Bueno, como decíamos anteriormente no hay que sufrir de nuestros miedos en silencio, sino que hay que animarnos a hablarlo con alguien para poder superarlo de una mejor manera. Pero esto no quiere decir que haya que compartirlo con cualquiera.

Hay que usar un poco de discreción en esta materia y hablarlo con una persona que pueda realmente ayudarnos, no que vaya a entrar a asustarse también o a simplemente darnos una bofetada (para terminar con el "ataque de pánico") y decirnos que nos dejemos de pavadas y que lo superemos. Estas últimas opciones no nos van a ayudar en nada, sino que van a hacer que toda la situación sea aun peor y además también lo van a hacer peor para la otra persona d el que estamos hablando.

4)      Relajación: Una idea más que no habría que dejar totalmente de lado es la de consultar a algún especialista. Hay muchos que se dedican casi en exclusividad a tratar personas que sienten miedo a los aviones. Estos especialistas saben lo que están haciendo y tienen con ellos la suficiente experiencia como para poder ayudar aun a la persona con la mayor fobia.

Algo que pueden ofrecernos son, además de los consejos y la información requerida, ejercicios de relajación. Suelen ser muy simples y a la vez muy efectivos para aliviar la incomodidad que sentimos en el momento en que tenemos que sentarnos en un aeroplano.

El más simple de todos es un sencillo ejercicio mental que consta de imaginarnos un vuelo tranquilo, con los ojos cerrados y respirando de forma calmada, profunda y lenta. Recordamos algún vuelo anterior en que no haya sucedido absolutamente nada fuera de lo común y en que haya quedado demostrado que nuestros temores eran totalmente infundados.

Este ejercicio puede realizarse antes del vuelo, cuando acabamos de acomodarnos en nuestro asiento y estamos empezando a sentir los primeros sentimientos de angustia.

Luego podemos parar, si nos sentimos tranquilos y empezar de nuevo en cualquier momento en que sintamos que estamos a punto de caer nuevamente en el miedo.

Cuanto más lo hagamos, cuanto más vayamos a nuestro "lugar feliz" (por decirlo de alguna manera, bastante estereotipada, pero no por eso especialmente alejada de la verdadera definición de este ejercicio) mejor nos sentiremos y más convencidos estaremos de que realmente no hay peligro.

La efectividad de esta técnica de relajación está totalmente probada y si realmente lo intentamos con ganas y repetidamente veremos que nos sentimos prácticamente en nuestro hogar.

 
 
 
 
 


   
 
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