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"Suegra" ya hasta la palabra, en estos últimos tiempos, ha sido una palabra que nos conecta con malas experiencias, con desagrado, con fastidio, y hasta menos precio, hacia esta persona, que pertenece a nuestra familia indirectamente, no es nuestra familia, pero a su vez, compartimos ciertos nexos con ellas, nexos que pueden ser temas de unión, o de discusión, dependiendo del grado de madurez, con que se afronten las situaciones.
Tenemos que compartir con ellas:
- Nuestros cónyuge “esposo o esposa” son sus hijos
- Nuestros hijos “son sus nietos”
- Nuestros nietos ”son sus bisnietos”
- Nuestros cuñados “son sus hijos” y otros nexos mas.
Es difícil, tan solo compartir el cónyuge con ellas, cuando tienen un dominio absoluto sobre sus hijos, y esta etapa, muchas veces, es una etapa forzada, brusca, y bastante desagradable, porque a ella como madre, se le hace difícil, desprenderse maduramente de su hijo, y muchas veces empiezan a competir con las parejas de sus hijos y de sus hijas, para competir, a quien quieren mas, a quien deberían querer mas, quien es mas importante, y muchas veces manipulan, con el hecho de que ellas los parieron, los criaron, y son mas importantes las madres que cualquier otra persona sobre la faz de la tierra.
Lamentablemente esta lucha, se hace mas fuerte, cuando llegan, los nietos, porque quieren continuar la lucha de poder, sobre sus hijos, y nietos.
Ser una suegra, que quiere cumplir con una excelente labor, dentro del núcleo familiar, es ser una mujer, que rompa con estos patrones enfermizos, que lejos de ayudar a la conciliación familiar, muchas veces contribuyen a destruir sus bases, peor es el combate, cuando este se da, entre las mismas cuatro paredes, y la lucha se hace mas grande, y mas grave, pero debemos ser inteligentes, y saber que ponemos en juego la felicidad de nuestros hijos, y de nuestros nietos.
La Mayor parte de los matrimonios en conflictos, e incluso de gran parte de los divorcios, se dan, como resultado, de esta inconsciente actitud de querer extender los dominios, hacia el hogar de nuestros hijos.
Debemos tener en cuenta, que cuando nuestros hijos hacen su hogar, nosotras no estamos extendiendo nuestros dominios, ni nuestro territorio, es decir, no estamos ampliando nuestro imperio, hacia nuevas fronteras, mas bien estamos, consolidando nuevos hogares, autónomos, que salieron de nuestro territorio.
Si no queremos confrontarnos con esta realidad, simplemente estamos pretendiendo tapar el sol con un dedo, y queremos usar la balanza a nuestro favor, pero lejos de traer felicidad a los nuestros, estamos creando nuevos traumas, problemas, conflictos y situaciones difíciles a toda nuestra familia en general.
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