Siempre esté relajado, pero despierto, a la hora de una presentación. Hay gente que prefiere la tarde-noche y otros la mañana.
En última instancia, todo depende de los organizadores de la presentación, pero si le dan la opción contraria a su gusto trate de estar bien descansado para la presentación. Si le cuesta despertarse por las mañanas, y la presentación es temprano, ponga el despertador como mínimo media hora de lo habitual, para tener tiempo de despejarse para la presentación.
De esta manera podrá sentirse más relajado, y la audiencia no notará su disconformidad por el horario elegido.
Nunca se tome su presentación como algo muy personal. Nadie es perfecto y siempre habrá errores cometidos. Si le pasa esto siga adelante y no se detenga. Siempre es bueno reconocer los errores, aprender de ellos para que no vuelvan a ocurrir.
El truco es saber dónde enfocar la atención, y si usted hace foco en los puntos negativos le irá mal. Destaque los aspectos positivos, y tome cada presentación como una oportunidad más para aprender y mejorar.
Precalentamiento
Otro buen consejo es hacer un “calentamiento previo” a la presentación. Respirar profundo, mover el cuello de un lado a otro para descontracturarse, estirar piernas y brazos, etc.
Para comenzar, respire en forma profunda tres o cuatro veces.
Luego, párese lo más cómodamente posible, y con la columna recta.
A continuación, empuje lentamente el mentón hacia delante sin bajarlo, de manera que así se mueva toda la cabeza.
Luego lleve la cabeza hacia atrás, con el mentón en el mismo ángulo.
Repita diez a doce veces, sin forzar el cuello. Si le da la impresión que así parecerá una gallina, tiene razón... pero ya verá que efectivo que es hacerlo.
Y si tiene dolores de cuello (producto de una contractura de origen nervioso, probablemente), siéntese e incline la cabeza hacia atrás todo lo que pueda, y cuente hasta veinte.
Enderece la cabeza y vea cómo se siente ahora. Haga todas las repeticiones que sean necesarias para aliviar el dolor en su cuello.
Cuidado con lo que come
Otro inconveniente frecuente es la boca reseca. Para evitarla, deberá tener en cuenta no comer nada salado antes de la presentación, ni fumar. Tampoco tomar café, té, bebidas alcohólicas o gaseosas. Todo esto tiende a irritar la garganta.
Si le ocurre durante la presentación, tenga a mano siempre un vaso y una jarra con agua fresca (pero no muy fría) mezclada con jugo de limón (en cantidad a su gusto, y que no lo haga fruncir el ceño mientras lo toma). El limón es uno de los mejores estimulantes de la producción de saliva.
Además le dará una pausa, útil para que no se torne monótona su charla o para dar lugar a alguna pregunta del público.
Recuerde también no comer demasiado –pero tampoco demasiado poco- antes de la presentación y no tomar bebidas gaseosas, todas cosas que pueden jugarle una mala pasada a su estómago. Es decir: evite todo lo que pueda hacer aparecer “ruidos” imprevistos en el medio de su presentación.
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