La forma en que nos vestimos es parte integral de lo que somos. Y dice mucho sobre nosotros y nuestra personalidad. Más allá de ser fieles a nosotros mismos y nuestro estilo, deberíamos ser concientes de esto.
La ropa que llevamos, nuestro estilo, tiene una gran influencia en nuestra vida, mucho mayor de lo que puede parecer a simple vista. Estamos hablando de que la gente reacciona con respecto a nosotros basándose, al menos en un primer momento, en la imagen que proyectamos. Y esta imagen incluye todo, desde la ropa hasta la forma en que nos arreglamos el cabello, desde la forma en que nos movemos hasta las zapatillas que usamos.
En general, la gente más arreglada y que muestra una imagen más prolija y “mejor” (de acuerdo a criterios sociales que podamos compartir o no) es la que tiene los mejores trabajos, recibe la mejor paga y tiene las ventajas, más allá de que en realidad no tengan más habilidades ni sean mejores en lo que hacen. Es una cuestión de imagen. Es triste, si se quiere, que la imagen tenga tanta importancia, pero es así.
Por supuesto, esto se basa en la premisa de que la imagen dice quiénes somos, y que si estamos desprolijos, despeinados y mal arreglados en general, probablemente también nos comportemos de la misma forma a la hora de trabajar o cumplir con nuestras obligaciones. Muchas veces una mala imagen puede ser un impedimento para lograr alguno de nuestros objetivos, en especial si nos encontramos con el tipo de gente prejuiciosa que sólo se fija en esto para formarse una opinión.
Pero, para ser realistas, no es sólo su culpa. Después de todo, la primera impresión sólo se puede formar a través de lo que se ve, toma tiempo conocer a una persona y ver qué es lo que esconde detrás de la apariencia de dejadez. En el caso de la persona prolija y con una imagen perfecta, la información de su inteligencia y habilidad se presenta automáticamente, mientras que una persona que tenga estas mismas características pero no se moleste en cuidar su imagen fuerza a los demás a una investigación más profunda para encontrar los puntos que lleven a la aceptación de su habilidad. Y la mayor parte de la gente, en especial cuando hablamos del área de negocios y de entrevistas y situaciones por el estilo, no suele tener el tiempo (ni el deseo, muchas veces) de hacer ese esfuerzo extra que se les pide.
Respeto
Por otro lado, cuando aparecemos como una persona que se cuida, que piensa cuidadosamente lo que se va a poner, que se toma el tiempo para lucir tan bien como le es posible, mostramos que nos respetamos como seres humanos. Y el resto de la gente en general actuara en base a esto y nos respetará si nos respetamos a nosotros mismos.
Las piezas de información que trasmitimos constantemente por medio de lo que usamos son decodificadas por los demás miembros de nuestra sociedad, de acuerdo a los parámetros por ésta establecidos. E incluyen cosas como la educación, la salud, el dinero que tenemos y los sentimientos hacia nosotros mismos. Y los otros actúan en base a esto. Así que si nos mostramos respeto, los demás nos respetarán.
Posición
No sólo la ropa es importante, sino que también lo es la actitud física. No es lo mismo una persona que camina encorvada que una que lo hace erguida y con la espalda derecha. En realidad, pueden ser lo mismo, pero no dan la misma información, no trasmiten lo mismo.
Si nos vestimos bien y además tenemos una posición correcta, seremos mucho más aceptados y considerados que si no lo hacemos.
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